En sus memorias que aún no han salido a la luz, el exdirector del FBI James Comey compara el liderazgo ejercido en la Casa Blanca por el presidente estadounidense, Donald Trump, con el de las organizaciones mafiosas que combatió en sus años como fiscal.
Medios estadounidenses adelantaron hoy partes de estas memorias, tituladas «A higher loyalty» («Una lealtad superior»), un guiño evidente a la «lealtad» que el exdirector del FBI asegura que Trump le exigió antes de despedirle hace casi un año.
«El círculo silencioso de asentimiento. El jefe en completo control. Los juramentos de lealtad. La concepción del mundo del nosotros contra ellos. La mentira sobre todas las cosas, grandes y pequeñas, al servicio de algún código de lealtad que pone a la organización por encima de la moralidad y de la verdad», escribe Comey.
Todo ello, asegura Comey, le trasladó al pasado, a su «carrera como fiscal contra la mafia» en Nueva York.
En «A higher loyalty», Comey también relata una obsesión del presidente con un polémico informe no verificado de un espía británico, en el que se recogía que en 2013 Trump contrató a varias prostitutas rusas en Moscú para protagonizar una escena bizarra.
Según ese documento, Trump ordenó a las prostitutas que orinaran en el colchón de la misma suite presidencial del Hotel Ritz Carlton en la que se habían hospedado el entonces presidente, Barack Obama, y la primera dama, Michelle, durante una visita a Moscú.
El exdirector del FBI asegura en sus memorias que Trump le habló sobre este episodio de las prostitutas al que se refería como «la cosa de la lluvia dorada» en al menos cuatro ocasiones a lo largo de los poco más de cuatro meses en los que coincidieron.
Trump, según Comey, «negó las acusaciones, preguntando -de forma retórica, asumo- si le parecía ese tipo de hombre que necesita contratar a prostitutas».
También le pidió que el FBI investigara el asunto para demostrar que era falso, ya que «le preocupaba que hubiese ‘incluso un 1 % de posibilidades’ que su mujer, Melania, pensase que era cierto».
Sin embargo, en la última de las conversaciones, Trump le habría preguntado qué podía hacer para «disipar la nube» de un escándalo que estaba siendo «muy doloroso» para su esposa.
El despido de Comey fue muy polémico porque el ahora exdirector del FBI estaba liderando la investigación sobre la presunta injerencia de Rusia en las elecciones a la Casa Blanca que ganó Trump y los posibles nexos entre la campaña del magnate y el Kremlin.
Tras su despido, Comey dijo que había tomado notas de sus conversaciones con el presidente.
Fuente: Crónica