En pleno desarrollo las campañas electorales para elegir Presidente de México, el Poder Legislativo federal completo y otras numerosas elecciones locales, se nota que persiste y se agranda la brecha entre el discurso entre las instituciones, los partidos, los candidatos y los políticos en general y las personas. Hay una distorsión que inicia con el lenguaje con el que hablamos las personas ordinarias y el que los políticos y gobernantes utilizan.
La gran mayoría de los políticos tiene una formación experimental anterior al cambio del paradigma de la comunicación política. El uso de la retórica elocuente sigloveintera, entendida como anticuada, pasada de moda y quizá hasta cursi. En la actualidad se siguen usando formas tradicionales que generan rechazo y debilitan la credibilidad de los emisores.
La política está siendo invadida por formas nuevas que dejaran rezagados a los discursos clásicos, las propuestas superficiales, los políticos apegados al patrón tradicional y al formato obsoleto. Nuestra sociedad dinámica aún está asimilando el nuevo modelo de comunicación, pero avanza a velocidades no alcanzables para el gobierno, las instituciones y los políticos. La transformación social es un hecho e invade todas las esferas de la comunidad. En términos irónicos, los políticos para treparse al nuevo canal social necesitan un coach, un diccionario y un intérprete. Seguramente pronto los políticos aprenderán a gestionar esta revolución y tal vez logren eficiencia en su desenvolvimiento, pero eso no será antes de la madre de todas las elecciones, la del 1J.
La nueva sociedad exige líderes reales, congruentes, capaces de adaptarse a la nueva demanda de propuestas y de abanderar un modelo de gobierno de código flexible, es decir, basado en la colaboración abierta y en la mejora continua en cualquier etapa del período de gobierno, aplicando los preceptos de la gobernanza, para reaccionar y llegar a anticipar la dinámica ante los cambios que el nuevo modelo social impone a las estructuras, como lo es el gobierno.
Ante los retos y desafíos que los electores hartos, apáticos, escépticos, desganados y repelentes, quienes desean ganar y acceder al poder enfrentaran en las siguientes semanas previas a la elección una serie de características comunes que deberán sortear para lograr posición, contrastación y exhortar al voto:
Ante el próximo debate, cabe realizar las siguientes reflexiones:
1.- Los debates televisados muestran a dos o más personas enfrentarse. La audiencia quiere conocerlos, medirlos, pesarlos, verlos enfrentar asaltos mentales, reaccionar ante la presión. Es el momento cumbre de la influencia, la hora de la verdad donde saldrá a relucir todo lo bueno pero sobre todo, todo lo malo de los candidatos. El escrutinio severo, riguroso y hasta íntimo de la esfera privada de cada quien, intentando descubrir el marco ético de su toma de decisiones, sus prioridades, sus compromisos más importantes, la explicación del cómo hacer lo que propone.
2.- Se trata de comparar. Es el momento de contrastar ante la mayor audiencia cautiva durante el proceso electoral, donde se debe concurrir con experiencia, conocimiento, actitud, exhibir capacidad de intentar tocar la mente, el corazón y el estómago de los electores.
3.- Aun hoy la televisión es el rey de la influencia. El rating del próximo debate, de transmisión nacional, por canales abiertos, cable, radio y seguimiento en tiempo real en redes sociales.
Como precedentes, según las cifras de IBOPE, en el 2000, el debate entre Fox, Cárdenas y Labastida tuvo un índice de audiencia de 18 puntos, y en el 2006, el debate entre Calderón, López Obrador y Madrazo tuvo un índice de 21.6 puntos. En 2012 el primer debate entre Peña, López Obrador y Josefina obtuvo un rating nacional de 10.4 puntos y el segundo. Según información que Ibope entregó a Televisa –difundida por Joaquín López Dóriga en Twitter–, el rating nacional del segundo debate fue de 22.6 puntos. El Canal 2 registró un nivel de audiencia de 17.4 puntos y el 13, 5.2.
En comparación con los debates presidenciales del 2000 y del 2006, el rating televisivo de éste fue menor. La diferencia sustancial es que en el 2000 y el 2006 el debate se transmitió en las dos cadenas nacionales con mayor alcance: Canal 2 y Canal 13.
Este proceso electoral 2018 contará con 3 debates. El primer debate se celebrará el próximo domingo 22 de abril a las ocho de la noche y los participantes serán:
*Andrés Manuel López Obrador de la coalición Juntos haremos historia (Morena, Encuentro Social y Partido del Trabajo).
El Instituto Nacional Electoral (INE) acordó con Televisa y TV Azteca acordaron transmitir los tres debates presidenciales en sus principales canales, además de una lista de los principales concesionarios de radio que también transmitirán en vivo. . Los canales de televisión abierta y las estaciones de radio suelen enlazarse en cadena nacional, además de que El Instituto Nacional Electoral también lo transmitirá en sus redes sociales (Twitter, Facebook y Youtube) e incluso la prensa internacional dará seguimiento en tiempo real. Se espera que el rating del debate sea muy alto, y quizá sea el debate más visto y escuchado en la historia de México.
Por último, a manera de remembranza hay que recordar que quienes han ganado claramente sus debates no siempre han resultado los ganadores de la elección. Citó como ejemplos a Diego Fernández de Cevallos y a Gabriel Quadri, quienes realizaron excelsas presentaciones, ganando en las ideas sin alcanzar el cargo.
También vale la pena recordar que en sus dos anteriores oportunidades como candidato presidencial en 2006 y en 2012, López Obrador no gano sus debates. Hoy llega como puntero en las encuestas, pero la expectativa le es desfavorable debido a su desempeño oral mediano, a su ausencia de propuestas objetivas y bien estructuradas, a su desenvolvimiento basado en crítica y despertar malestar popular. José Antonio Meade llega obligado a hacer un rol protagónico y ganar el debate. De no hacerlo, quedara fuera de la pista de competencia real; El Bronco ya anunció que solamente enfocara su artillería contra López; Margarita es la única voz femenina y quizá articule buenos diálogos y proponga en el debate cuestiones informadas; Ricardo Anaya se presenta como el favorito.
Seguramente es el escenario magno para horizontalizar lo más posible el nivel de conocimiento sobre los candidatos. La gente se mostrará apática ante el evento, pero quienes decidan verlo u oírlo, esperan más entretenimiento que información, más sangre que cordialidad. En nuestra cultura, el show vende y nuestro electorado es genuinamente emocional por predominancia a lo racional.
Sin duda las palabras peligro, Venezuela, corrupción, Rusia, bodegas, firmas falsas, lavado de dinero, aeropuerto, gasolinazo, serán de las mencionadas con mayor fervor durante el debate. Se abre el telón. Que comience la función.
Fuente: Staff