En la comunidad de Xtampú, Yucatán, hombres que antes se dedicaban a la pesca o albañilería decidieron rescatar 123 charcas de agua rosada para extraer sal y venderla. Su sueño es generar empleos y recuperar una tradición ancestral. Mientras los productores venden el kilo en 10 pesos, en los supermercados se ofertan en más de 500 pesos.
Meyah Ta Ab significa “trabajadores de la sal”, nombre que ajusta con la actividad que realizan Raúl May y más de 30 hombres que antes se dedicaban a la pesca o albañilería.
Los “trabajadores de la sal” hace un año decidieron rescatar 123 charcas de agua rosada en la comunidad de Xtampú, en Yucatán, para extraer sal y venderla.
La comunidad de Xtampú ha conformado la cooperativa salinera Meyah Ta Ab; su sueño es generar empleos y conservar una tradición ancestral.
El proceso para conseguir la sal tarda ocho meses, tiempo que los integrantes de esta cooperativa salinera deben esperar para recibir un pago.
Para ayudarse económicamente venden bolsas de plástico que contienen un kilo de sal; cada una la venden a 10 pesos.
El tono rosáceo de los cristales salinos proviene de la arteria que hay en las charcas.
Cuando los hombres sacan la sal deben esperar a que seque; se lava con agua dulce, se cristaliza y después podrán meterla en sacos de 10 kilos.
La única tienda que decidió comercializar la sal les paga 680 pesos por una tonelada.
Turistas del lugar preguntan por qué el agua es rosa. La respuesta es fácil: en esas charcas hay artemias, que es una especie de planta que consumen los flamencos.
Raúl y sus compañeros trabajan de dos de la madrugada a nueve de la mañana para evitar que el agua rosa les queme pies y manos. (ALEJANDRA LEYVA. EL UNIVERSAL)