El ministro ruso de Defensa y otros altos cargos de seguridad acusaron el miércoles a Occidente de fomentar una nueva Guerra Fría, en un intento por revertir su influencia menguante en el panorama internacional.
Moscú aprovechó una conferencia anual sobre seguridad a la que asisten altos funcionarios de la defensa de Asia, África y América Latina para criticar a Estados Unidos y sus aliados, a los cuales acusó de poner en riesgo la estabilidad global.
La OTAN está empleando “la inexistente amenaza rusa para impulsar metódicamente su potencial militar” y reforzar sus contingentes cerca de las fronteras del país, dijo el ministro de Defensa ruso, Sergei Shoigu.
El programa de defensa antimisiles liderado por Estados Unidos se ha convertido en un “gran factor desestabilizador para incitar a una carrera armamentista”, aseguró Shoigu, quien añadió que los vuelos de inteligencia de la OTAN cerca de la frontera y sus ejercicios militares tienen “un carácter claramente antirruso”.
El peligro de las provocaciones y los incidentes militares ha aumentado significativamente”, aseguró.
Las relaciones entre Rusia y Occidente están en su peor nivel desde la Guerra Fría tras la anexión de la península de Crimea por parte de Moscú en 2014 y su apoyo a los separatistas del este de Ucrania.
Las tensiones se incrementaron el mes pasado tras el envenenamiento del exespía ruso Sergei Skripal en el Reino Unido, lo que provocó expulsiones masivas de diplomáticos por parte de las naciones occidentales y el Kremlin.
Shoigu dijo que la OTAN ha frustrado los intentos de diálogo promovidos por Moscú.
No llamaremos a una puerta cerrada, pero no dejaremos sin respuesta los intentos de presionarnos”, advirtió.
Moscú responderá a los movimientos de la OTAN reforzando su capacidad de defensa para “asegurar la seguridad militar de Rusia y sus aliados”, agregó Shoigu.
El director del Servicio de Inteligencia Extranjero, Sergei Naryshkin, afirmó que el ataque a Skripal fue “una provocación grotesca montada toscamente por las agencias de inteligencia británicas y estadunidenses”.
Fuente: Excélsior