Fue una jugada tan dolorosa como catártica, porque la intensidad mostrada durante los primeros 10 minutos nunca regresó. Mientras Néstor Araujo derramaba lágrimas de impotencia sobre el maltratado césped del estadio AT&T, a varios de sus compañeros se les formó un nudo en la garganta. Sabían que lo vivido por el defensa central del Santos Laguna era serio.
El amistoso que pretendía ser de gran lujo para Juan Carlos Osorio, pero mutó en uno más por la media docena de bajas balcánicas, resultó demasiado costoso. El 0-1 reflejado por los vistosos marcadores electrónicos en el hogar de los Cowboys de Dallas fue lo de menos. La lesión del zaguero resultó un mazazo para Juan Carlos Osorio y sus futbolistas.
Porque nadie volvió a ser el mismo tras el fatídico minuto 13. Araujo intentó desviar el disparo del atacante Ante Rebic. Lo logró, pero su pierna izquierda quedó atorada en una de las muchas zonas irregulares en el campo de juego. El gemido fue instantáneo, doloroso, desgarrador.
Quedó tendido mientras varios de sus compañeros solicitaban desesperados la llegada de las asistencias médicas. Hasta el delantero croata, inmiscuido en la acción, se acercó preocupado.
En la pequeña zona técnica, Juan Carlos Osorio resopló varias veces, mientras alistaba a Diego Reyes para sustituir a uno de sus hombres clave. El rostro del colombiano desnudó la desazón que experimentó. Los sollozos de un chico que ya se imaginaba en su primera Copa del Mundo conmovieron a varios de los presentes en el campo.
A partir de entonces, el ensayo cambió por completo. Los futbolistas se dedicaron a cuidar su integridad, aunque el «maldito» campo del estadio AT&T cobró otras dos víctimas.
Reyes ya no salió para el complemento por una lesión muscular y Carlos Salcedo sólo jugó los primeros 23 minutos de la segunda mitad. Después de una barrida del volante del Real Madrid Mateo Kovacic, cayó sobre su clavícula izquierda. El dolor fue muy intenso y solicitó el cambio. De esa zona fue operado el año anterior, tras lesionarse en la Copa Confederaciones.
Hace casi cuatro, en el primer duelo de la gira final a Brasil 2014, Luis Montes se perdió la posibilidad de la Copa del Mundo en este mismo lugar. Resultó con fractura de tibia y peroné después de un severo choque con el volante ecuatoriano Segundo Castillo.
Demasiados lesionados. Terrorífico saldo de un ensayo en el que el revés fue lo de menos. Las bajas son lo preocupante para el estratega de la Selección Mexicana.
Cuyo esquema fue modificado para la segunda mitad. Intentó dar solvencia con línea de cuatro defensas, gracias a los ingresos de Salcedo y Miguel Layún, pero los croatas ganaron la batalla de los sentimientos, pese a sufrir seis ausencias importantes. Ivan Rakitic demostró por qué es uno de los mejores volantes en el mundo y titular en el Barcelona: además de ayudar en la recuperación de la pelota, distribuye y genera opciones de gol.
Esa clase de futbolistas le faltan al Tricolor, incapaz de abastecer de balones a Javier Hernández, quien tuvo un gris partido 100 con la elástica nacional. Será en otra ocasión cuando llegue el gol 50.
Reflejo de un equipo que se derrumbó más con la otra acción que marcó el partido. Layún volvió a equivocarse y tiró una patada al defensa Tin Jedvaj. El contacto pareció fuera del área, pero el árbitro Mario Escobar señaló el penalti que Rakitic marcó sin problemas (62′).
Guillermo Ochoa no pudo detenerlo esta vez. Ya había hecho bastante al atajar dos disparos de Rebic durante la primera mitad.
Justo cuando el Tricolor lució más afectado, porque la maltratada cancha del estadio AT&T volvió a cobrarle factura a unas cuantas semanas de un Mundial. Hace cuatro años fue Montes, hoy podría ser Araujo.
Fuente: El Universal