Amelia tiene 6 años. No le encanta la escuela pero es curiosa y puntillosa, le gusta dibujar y nadar en el mar. Es muy reflexiva y su madre le ha dotado de algo que llamamos conciencia ecológica. Estuvo viendo junto a mí el pasado fin de semana la película Maravillas del Océano, Wonders of the Sea de Jean Michel Cousteau y Jean-Jacques Mantello, producida por su hermano Francois y Arnold Schwarzenegger.
Durante la película me decía Amelia, “somos como los peces, tú y yo podemos respirar bajo el agua”, mientras veíamos escenas de los corales, los peces diminutos, los cangrejos, los pulpos, las langostas y los miles de detalles maravillosos que nos muestra este filme en 3D y formato IMAX.
La película la presentamos durante la edición 33 del Festival Internacional de Cine de Guadalajara, FICG en la inauguración de la sala Guillermo Del Toro 3D en el Centro de Artes Escénicas, CAE de la U de G que es la nueva sede del Festival. Un ambicioso proyecto que apenas hace dos años era una maqueta, el año pasado obra negra y ahora fue inaugurado en el 50%. Falta aún el Museo de Ciencias Naturales.
La presentación fue parte estelar de la sección ambiental del Festival, Film4Climate que dirige atinadamente Giulia Braga dentro de la Muestra Social y Ambiental del Festival que cumple 10 años. Film4Climate es una iniciativa que lanzamos hace 4 años y que continua con el aval de Conect4Climate filial del banco Mundial. Fuimos invitados por Iván Trujillo Director del Festival y patrocinados por Michael Penwarden mi jefe en Dive Paradise la empresa de buceo donde trabajo.
Se trata de reducir las emisiones de carbono de una industria con alta huella de carbono. También concientizar a través de un medio maravilloso que es el cine. Está pendiente por igual el inicio de un diplomado y posterior maestría en cine científico por la U de G.
Tiene cinco escenas inéditas en el cine submarino y de difusión de la ciencia del que el padre de Jean Michel, el Capitán Jacques Yves Cousteau fue el pionero. Una de la garganta de un mero, otra de un cangrejo flecha a contraluz en un buceo nocturno, otra de un grupo de gruñones agregados y al fondo Jean Michel, sus hijos y el Dr. Richard Murphy en fade out. La danza de un pepino de mar y finalmente una hechizante escena de Jean Michel detenido ingrávido teniendo una “comunicación telepática” con un tiburón martillo.
Hacia el final cuando después de ver estas fantásticas escenas se nos muestra la degradación de los mares, la destrucción de los corales y la vida marina. Amelia me comentó, “es como si destruyeran nuestras casas. Pobres peces, ¿ahora dónde van a vivir?”
Crecí pensando que México era una especie de cuerno de la abundancia. Que éramos ricos en recursos naturales. Que estos eran infinitos. Que podíamos botar lo que fuera en el océano y nunca pasaba nada. Bastaron 50 años para darnos cuenta que era una fantasía. El mar cubre el 71% de la superficie del planeta. Nos parecía interminable. Hemos utilizado el mar como un vertedero de capacidad ilimitada y esto es una falacia.
Tenemos más plástico que peces en el océano, sustancias químicas tóxicas y radioactivas que se acumulan (las más persistentes y peligrosas); nutrientes en exceso debido a aguas negras y grises que contaminan los océanos afectando sus cadenas de soporte de vida.
Y nuestro gobierno sigue dando la nota. En la prisa por irse con el costal lleno, aprobaron ilegalmente y sin quorum en comisiones el PRI y el Verde Ecologista la ley General de Biodiversidad rechazada por cientos de especialistas y el Colegio Nacional de Biólogos. Se pasa a pleno a ver si den el albazo.
He hablado querido lector de esta idea plasmada en la caricatura genial de Abel Quezada de México como el cuerno de la abundancia. Crecimos creyendo el ideal de un sueño americano. Fuimos en los 60 y los 70, generaciones austeras que quisimos heredar a nuestros hijos un sueño “americano” que nos vendieron como idílico. Esta ha sido nuestra pesadilla.
Tan solo entramos a un círculo vicioso de consumo y despilfarro. Somos la generación del despilfarro que ha hipotecado el futuro de nuestros hijos y nuestros nietos.
El mar es nuestro soporte de vida. De él obtenemos el 80% del oxígeno en la atmósfera, por tanto es el principio de la cadena alimenticia. El ciclo del agua comienza por la evaporación de los océanos. Jean Michel Cousteau siempre dice, “la próxima vez que tomes un vaso de agua recuerda que estas bebiéndote el mar”. Simplemente no podemos vivir sin el mar.
Amelia bajo corriendo a la primera fila en la sección de preguntas y respuestas y preguntó: ¿qué podemos hacer para dejar de contaminar el mar? Tomé el micrófono y le dije hoy día hay más plástico que peces en el mar. Te reto a que le pidas a tu mamá que dejen de consumir plástico en casa. Ni un popote, no más bolsas del super, no más botellitas de agua ni de refresco. No más consumo de plástico. Con ello ayudaremos en gran medida a conservar los océanos.
“Cuando proteges el océano, te proteges a ti mismo y a las futuras generaciones”, finaliza diciendo Jean Michel Cousteau en el filme.