POR LA ESPIRAL
Claudia Luna Palencia
@claudialunapale
Christine Lagarde, directora gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI), advirtió enfática que una guerra comercial inesperada e innecesaria podría terminar lastrando el dinamismo del intercambio global y además de restarle competitividad, dificultará la generación de la riqueza en detrimento del PIB.
Es un tú me haces, yo te hago: China ya respondió a Estados Unidos gravando a 128 productos estadounidenses agropecuarios con aranceles de entre el 15% al 25% por un valor de 3 mil millones de dólares; y en una segunda escalada, Pekín decidió ampliar el gravamen importador del 25% a 106 productos estadounidenses hasta sumar los 50 mil millones de dólares.
No habrá final feliz. ¿Qué armas tiene China para asfixiar la política proteccionista de Trump? Primeramente, Estados Unidos es la principal economía deudora del orbe, y China es su principal acreedor.
¿Qué significa? Que puede presionar vía la compra de deuda, la economía norteamericana necesita financiarse, ¿qué pasaría si el gobierno de Xi Jinping empieza a vender sus bonos del Tesoro? Una nueva crisis.
Con información del Departamento del Tesoro se sabe que China posee 1.1849 billones de dólares de deuda gubernamental de Estados Unidos al mes de diciembre; además es la nación con más cantidad de divisas en dólares en su banco central con 3.1615 billones de dólares, y por si fuera poco, cuenta con voluminosas reservas de oro: según el Banco Popular de China tiene 1 mil 843 toneladas de metal amarillo.
Es decir, una guerra comercial entre Estados Unidos y China, puede llevar al mundo a una crisis de deuda derivada del impago de los bonos del Tesoro vendidos masivamente y eso terminaría contaminando a otros papeles emitidos por otros gobiernos para financiarse creando tal cisma de desconfianza que el colapso sería descomunal.
Una guerra comercial puede llevar a China a deshacerse de dólares y llevar a cabo su proyecto de convertir al renminbi en divisa internacional así como al yuan en moneda de inversión mundial, atesoramiento y rentabilidad.
Hay varios países enconados con las políticas beligerantes, intimidatorias y lesivas de la Unión Americana, a tal grado, que hay distintos estudios para fortalecer a sus respectivas monedas a fin de convertirlas en divisas de cambio internacional avaladas con sus propias reservas de oro e incluso de petróleo. O bien usar una criptomoneda oficial.
A COLACIÓN
Hace unos días, China sin mucha alharaca, puso en pie su proyecto (llevaba un par de años con la intención) de ofrecer a los inversores extranjeros la opción de futuros de petróleo en yuanes en la Bolsa Internacional de Energía de Shanghái; son contratos que serán entregados desde septiembre de este año hasta marzo de 2019.
Asimismo, desde septiembre de 2016, el renminbi forma parte de los Derechos Especiales de Giro (DEG) del FMI junto con el dólar, el euro, el yen y la libra esterlina; un auténtico espaldarazo a la moneda china para lograr su mayoría de edad en el sistema financiero internacional.
De la escalada comercial se puede pasar fácilmente a la beligerancia entre divisas. Estamos ante un parteaguas histórico muy relevante: quizá al calor de los acontecimientos -sucesivos y virulentos- estamos inmersos en ver cómo se desarrolla el día a día.
Pero, a mediano plazo, veremos cambios significativos y relevantes no nada más porque el mapa geopolítico seguirá modificándose (a raíz de los atentados terroristas del 11 de septiembre de 2001 en Nueva York) sino también porque la geoeconomía está transformándose ante nuestras narices.
Y es que cuando se tocan las cosas del comer, entonces los gobiernos ya dejan a un lado la diplomacia y los abracitos y pasan a un frente de defensa en el que todo se vale para salvaguardarse.
El dólar bien podría tener un nuevo frente muy pero muy pronto, la maravilla del euro como moneda única europea es que, en su momento cuando ya iba a nacer, había muchos pero muchos escépticos e incrédulos que no le daban ni medio año de vida. Hoy, la eurozona incluye a 19 economías y seguirá creciendo, le guste o no le guste, a Washington.
Este antecedente es muy relevante: nació el 1 de enero de 1999, el euro no ha estado exento de altibajos como le ha pasado al dólar, no obstante, puedo decir que es una fuente de inspiración para muchos otros gobiernos como el chino y el ruso que no ocultan sus ganas de tener su propia divisa con potestad internacional. Lo veremos…
Directora de Conexión Hispanoamérica, economista experta en periodismo económico y escritora de temas internacionales