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¿El poder corrompe? La increíble respuesta que da la ciencia

Publicado por
Aletia Molina

Los casos de políticos implicados en casos de corrupción son, desgraciadamente, comunes en México. ¿Hay alguna forma de explicar este fenómeno? La ciencia puede brindar una manera de hacerlo.

La revista Harvard Business Review (HBR) publicó un artículo en donde explora, con base en diversos estudios de ciencias psicológicas, cómo es que el poder altera el comportamiento de las personas.

De entrada, la adquisición de poder por parte de un individuo, lo vuelve más desinhibido y más egocéntrico, de acuerdo con David Dubois, un profesor de la escuela europea de negocios INSEAD (Institut européen d’administration des affaires), quien señala lo siguiente:

El poder, señala el artículo de HBR, puede provenir de obtener un sueldo elevado, de ejercer un puesto alto en una empresa o por pertenecer a una clase social privilegiada. ¿Es posible decir que esta clase de personas se vuelven menos éticas? No necesariamente, pero hay varias investigaciones que así lo muestran.

Dubois, junto con otros profesores del INSEAD realizaron un estudio que mostró que las personas poderosas tienen más probabilidades de mentir, si es que la mentira les beneficiaría directamente, que cuando la mentira beneficiaría a otra u otras personas.

De acuerdo con el profesor del INSEAD, el poder aumenta el ego de las personas, por lo que quienes lo detentan comienzan a priorizar sus necesidades personales por encima de las necesidades sociales. ¿Te suenan los apellidos Duarte, Padrés o Borge?

Otra muestra de cómo es que el poder aumenta el ego de quienes lo adquieren, es un estudio publicado por la Academia Nacional de Ciencias de Estados Unidos, el cual revela que los conductores de automóviles de lujo tienden a ceder menos el paso a los peatones.

Como te mencionamos, Debois considera que el poder también vuelve más deshinibidas a las personas, y para muestra señala una investigación del Centro Nacional para Información sobre Biotecnología estadounidense, durante la que se realizó un experimento en el cual resultó que las personas inducidas a sentirse poderosas sí tuvieron la iniciativa para apagar un ventilador, colocado a propósito para que los molestara.

Al respecto, el profesor del INSEAD señala:

«La mayoría de la gente se siente inhibida acerca de hacer trampas incluso cuando desean hacerlo, pero los individuos que experimentan una sensación de poder pueden superar esas inhibiciones y aprovecharse de sus acciones para beneficio propio»

Sin embargo, David Dubois aclara que el poder no necesariamente corrompe a todos, pues aunque los estímulos que provoca (aumento del ego y deshinibición) llegan a tener efectos negativos, también pueden utilizarse con ética y en beneficio de los demás. Lástima que varios de nuestros políticos no han tomado en cuenta esta segunda vía, ¿no crees?

Fuente: Nación 321

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Aletia Molina