El candidato presidencial por Morena, Andrés Manuel López Obrador planea poner de cabeza al sector energético recién abierto en México, advierte el diario estadounidense The Wall Street Journal.
El periodista Robbie Whelan, refiere en su articulo de la revista estadounidense, que López Obrador ha confundido a los inversionistas al pedir un congelamiento temporal en las nuevas inversiones privadas en exploración y producción de petróleo.
Que sus intenciones es trasladar el gasto federal de la exploración y la producción a las refinerías, lo que según los críticos podría tener las consecuencias más dramáticas para la economía mexicana y las refinerías estadounidenses a lo largo de la costa del Golfo de Estados Unidos.
La diario señala que eventualmente, López Obrador quiere detener por completo las exportaciones de petróleo crudo porque, según él, México se ha vuelto demasiado dependiente de EUA para obtener gasolina refinada, como afirmó Rocío Nahle, legisladora de Morena a quien el candidato ha nombrado como su secretaria de Energía, si llegara a la presidencia.
“Nosotros vamos a cambiar la política energética de este país, eso es un hecho”, afirmó Rocío Nahle en entrevista con el Wall Street Journal.
La revista recuerda que analistas de energía, políticos rivales y ex empleados de la compañía petrolera estatal Petróleos Mexicanos han dicho que el plan de López Obrador arrojaría la economía dependiente de la energía de regreso a los inicios de la década de 1970.
El plan de la refinería también podría tener amplias consecuencias fiscales para México, señala, lo que conduciría a un potencial déficit presupuestario.
Para Estados Unidos, que compra la mitad de las exportaciones de crudo de México, podría obligar a las refinerías a lo largo de la costa del golfo de aquel país, que dependen del crudo mexicano, a buscar en otro lado realizar estas operaciones.
El diario precisa que López Obrador tiene una larga historia de oposición a la apertura de la industria petrolera de México a la inversión extranjera y privada.
Robbie Whelan indica que los principales rivales de AMLO están a favor de mantener abierto el sector energético y enfocado en las exportaciones.
Durante las últimas décadas, los gobiernos mexicanos sucesivos han invertido sus dólares limitados en la exploración y producción de crudo para la exportación, prestando menos atención a las actividades posteriores como la refinación. La razón es simple: la recompensa por encontrar petróleo crudo es grande, mientras que la refinación tiene márgenes muy pequeños y requiere inversión masiva.
La importación de gasolina ha surgido en la última década a medida que crece la demanda por combustible para automóvil y las seis refinerías existentes en México se han vuelto menos productivas, afectadas por ineficiencias, cerradas de manera inesperada y dañadas por desastres naturales.
México importó 571 mil barriles de gasolina al día en 2017, una tasa promedio que fue 59 por ciento más alta que en 2013. Mientras tanto, 2017 fue el peor año para la producción nacional de gasolina en más de una década, con sólo 257 mil barriles refinados al día, 44 por ciento por debajo de la década anterior.
López Obrador quiere construir una o dos nuevas refinerías, las cuales costarían alrededor de seis mmdd cada una y tardarían aproximadamente tres años en ser construidas, dijo Nahle, ingeniera petrolera que trabajó en las plantas petroquímicas de Pemex en los años ochenta.
Además, dijo que él quiere mejorar las seis refinerías existentes en México, logrando que funcionen entre el 70 y 95 por ciento de su capacidad en nueve meses.
El plan de López Obrador probablemente le quitaría los recursos necesarios para proteger la declinante producción mexicana de crudo para exportación. Pemex contribuye casi con el 20 por ciento del presupuesto federal.
Fuente: La Razón