Internacional

El territorio ficticio que busca ridiculizar al independentismo catalán

Publicado por
Aletia Molina

Tabàrnia es un territorio a lo largo de la costa de Cataluña con puertos atestados y arquitectura histórica, incluyendo un anfiteatro romano en la ciudad de Tarragona y la basílica inconclusa de la Sagrada Familia en Barcelona.

Tabàrnia ya logró lo que aún no han conseguido los separatistas catalanes: su independencia. Este mes, los habitantes de Tabàrnia incluso eligieron a un veterano director de teatro como su presidente.

Tabàrnia —cuyo nombre es una mezcla de Tarragona y Barcelona— es una entidad completamente ficticia, creada y promocionada por algunos de los que se oponen a que Cataluña se independice de España.

Los fundadores de Tabàrnia quieren que sea un medio para enviar un mensaje a los políticos independentistas: que no todos en la inquieta región del noreste de España comparten las mismas esperanzas de secesión y que una declaración de independencia podría desatar una serie en cadena de separaciones, al punto del absurdo.

Tabàrnia “refleja la insensatez que constituye la exigencia de la independencia catalana”, dijo Joan López Alegre, un político, periodista y ahora vocero del territorio inventado. “Los independentistas sienten que pueden violar la ley española y declarar la independencia de Cataluña, pero deben saber que la gente que se opone a su movimiento en Barcelona o Tarragona podrían hacer justo lo mismo y separarse de ellos”.

El proyecto Tabàrnia se hizo viral en las redes sociales poco después del 21 de diciembre, cuando los partidos independentistas de Cataluña retuvieron su estrecha mayoría parlamentaria al ganar 70 de los 135 escaños en el parlamento catalán, en unas elecciones precipitadas convocadas por Mariano Rajoy, el presidente del gobierno español.

Aunque esa votación resultó ser un revés para Rajoy, cuyo propio Partido Popular terminó en último lugar en las elecciones regionales, también confirmó la división en la sociedad catalana y dejó a los partidos independentistas en una batalla cuesta arriba para formar un nuevo gobierno.

Los legisladores catalanes deben decidir si reeligen a Carles Puigdemont como presidente. Rajoy lo destituyó de su cargo en octubre, después de que él y otros legisladores separatistas declararan la independencia de manera unilateral. Luego Puigdemont se fue a Bélgica y desde entonces se ha rehusado a regresar a España a enfrentar un proceso por rebelión.

El gobierno de Rajoy cuenta con que el poder judicial de España impida el retorno político de Puigdemont. Rajoy advirtió que si Puigdemont es reelegido, podría extender el control directo de Madrid sobre Cataluña, al usar los mismos poderes de emergencia que forzaron a Puigdemont a irse hace tres meses.

La noche del sábado, miembros del Tribunal Constitucional de España votaron de manera unánime que Puigdemont necesitaría aparecer en persona en el parlamento catalán para rendir protesta. Este martes, el presidente del parlamento catalán decidió aplazar la sesión de investidura, pero insistió en que el único candidato sigue siendo Puigdemont.

Mientras los legisladores independentistas batallan para formar un nuevo gobierno sin habilitar la posibilidad de más sanciones por parte de Madrid, el presidente simulado de Tabàrnia, Albert Boadella, fue electo sin oposición.

En los últimos años de la dictadura de Franco, Boadella fue uno de los cofundadores de Els Joglars, una compañía de teatro que usaba la pantomima y la comedia para desafiar la censura durante el régimen. No obstante, desde 2006, Boadella se ha rehusado a producir teatro en Cataluña, después de sufrir lo que llamó una campaña de odio por ayudar a fundar Ciudadanos, un partido antisecesionista que se ha convertido en una fuerza política nacional.

En la votación de diciembre en Cataluña, Ciudadanos ganó un cuarto de los votos, lo que lo ha convertido en el partido individual más grande dentro de la asamblea catalana. Sin embargo, Ciudadanos está encabezando la oposición, no intentando formar un gobierno, puesto que los tres partidos separatistas ganaron en conjunto el 47,5 por ciento de los votos, lo suficiente para ser mayoría de acuerdo con un sistema de votación que favorece su dominio en zonas rurales.

Boadella acusa a los independentistas de empujar a Cataluña hacia “la ruina más absoluta”. Está comenzando su periodo paródico como presidente de Tabàrnia en un exilio autoimpuesto pues “este territorio se ha vuelto insufrible para los amantes de la libertad y el buen humor”.

Aun cuando Tabàrnia es una forma de oposición desenfadada en contra de los independentistas, López Alegre señaló que la Constitución española, que prohíbe la secesión unilateral, sí permite la creación de nuevas regiones autónomas.

Además, mientras que Tabàrnia subraya la oposición a la independencia en dos de las ciudades más grandes de Cataluña, los residentes de Val d’Aran, una pequeña comunidad a lo largo de la frontera entre Francia y Cataluña, también han estado advirtiendo que podrían separarse de España si Cataluña lo hace.

Pere Rusiñol, cofundador de Mongolia, una revista de sátira política, considera a Tabàrnia “una interesante provocación para subrayar las contradicciones del nacionalismo catalán”. Sin embargo, si Tabàrnia alguna vez se convirtiera en un proyecto político serio, podría haber “un peligro real de balcanización”, dijo, incluso quizá igual al violento rompimiento de la antigua Yugoslavia. “Entonces el juego daría miedo”, advirtió Rusiñol.

Para los independentistas, Tabàrnia es un caso intrascendente de frustración después de unas elecciones que fracasaron en dar el golpe decisivo al movimiento de independencia de Cataluña, tal como lo calculaba Rajoy. Tabàrnia es algo similar al País de Nunca Jamás de Peter Pan para los unionistas, dijo Salvador García Ruiz, director ejecutivo de Ara, un periódico a favor de la independencia.

Las tensiones territoriales dentro de Cataluña, añadió, son manejables y similares a las provocadas por otros acalorados debates políticos, como el referendo del Reino Unido para abandonar la Unión Europea o la elección de Donald Trump como presidente en Estados Unidos. “En los países democráticos, esas diferencias se resuelven en las urnas”, dijo García Ruiz.

Las fronteras teóricas de Tabàrnia contendrían a dos tercios de los 7,5 millones de habitantes de Cataluña. A diferencia de la república catalana que Puigdemont y otros independentistas quieren, Tabàrnia juraría su lealtad al monarca español Felipe VI aunque usaría su propia bandera y escudo de armas.

Tabàrnia es una parodia, pero una que se alimenta del debate surgido por el movimiento independentista catalán sobre “los límites del principio de autodeterminación”, dijo Manuel Muñiz, decano de la Escuela de Relaciones Internacionales de la Universidad IE en Madrid.

El territorio simulado plantea el problema de “quién votará y cuándo” dentro de un sistema democrático, dijo Muñiz. “¿Las regiones tienen el derecho de decidir su independencia, o pueden hacerlo también las ciudades? ¿O podrían ser los vecindarios dentro de las ciudades?”.

Muñiz dijo que preguntas similares podrían aplicarse en “Escocia, Londres y otras partes constituyentes del Reino Unido una vez que una pequeña mayoría de británicos tomó la decisión de salir de la Unión Europea”.

Pablo Iglesias, líder de Podemos, el partido español de izquierda más radical, criticó recientemente a los promotores de Tabàrnia por avivar la “guerra de banderas” que según él no ayuda ni a los españoles ni a los catalanes.

Sin embargo, López Alegre, el vocero, dijo que la meta nunca ha sido fragmentar a Cataluña, sino tratar de dar fin a lo que ve como un capítulo perturbador del secesionismo catalán.

Tabàrnia tiene su propia bandera y emblemas. Acta est fabula, la locución latina para “la función ha terminado”, es la leyenda en su escudo de armas.

Fuente: NYTimes

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Aletia Molina