La mezcla de tradiciones prehispánicas y católicas en México derivó en la celebración del Día de la Candelaria el 2 de febrero, una fecha que con una tamaliza, la purificación de las semillas para la siembra, llevar al Niño Dios a la iglesia y la bendición de las velas, se marca el fin del maratón extendido de las festividades decembrinas.
En las culturas mesoamericanas conmemoraban esta fecha en honor a Tláloc, Chalchiuhtlicue y Quetzalcóatl, el primer día del año azteca; en el ámbito religioso se recuerda el pasaje bíblico de la presentación del Niño Jesús en el Templo de Jerusalén y la purificación de la Virgen María.
Con los festejos del Día de la Candelaria culmina el ciclo de las festividades de la Navidad o el llamado maratón extendido “Guadalupe-Reyes-Candelaria”, incluso es cuando los mexicanos prometen “ahora sí” comenzar la dieta para bajar los kilos extra ganados en las comilonas de fin de año.
De acuerdo con la Secretaría de Cultura, esta fecha que simboliza la purificación de la Virgen, se celebra 40 días después del nacimiento del niño Jesús, cuya figura es llevada al templo junto con velas o candelas para ser bendecidas, con la creencia de que pueden ayudar en momentos difíciles.
Es tradición que, a quienes le toca la figura de niño al momento de partir la Rosca de Reyes el 6 de enero, compartan el día 2 de febrero, tamales y atole.
Según el testimonio de fray Bernandino de Sahagún en su relato ‘Historia general de las cosas de Nueva España’, el tamal estaba ligado a los festejos en honor a ciertos dioses durante los 18 meses que conformaban el calendario mexica.
La Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas explicó que para algunos pueblos originarios, en esta fecha se bendicen las mazorcas que van a servir de semillas para la próxima temporada de siembra.
Para varios pueblos en esta fiesta todo se purifica, desde la conmemoración del fin de la cuarentena de María y la presentación de Jesús en el templo, hasta las semillas del maíz, frijol, trigo y otros cereales que serán sembrados ese año.
Todo esto, pasando por la bendición de las velas que serán usadas para que el alma de algún difunto tenga una luz que lo acompañe en su camino al más allá”, refirió en su artículo “En el Día de la Candelaria el tamal o «tamalli» en náhuatl, es el protagonista de la festividad”, apuntó.
La fiesta coincide con las celebraciones a Tláloc y su hermana Chalchiuhtlicue (dioses del agua), en las que se realizaban sacrificios, incluso de un posible vínculo con la tradición de las personas que encontraron un «niño» al partir la rosca de Reyes el 6 de enero.
La fiesta Huauhquiltamalqualiztli, que se realizaba a la mitad del decimoctavo y último mes del año Izcalli, donde se comían tamales por todos los pueblos, en todas las casas, y toda la gente se convidaba unos a otros.
En nuestros días todavía se puede ver el sincretismo de las tradiciones prehispánicas y católicas en Coatetelco, Morelos, pues en este lugar se acostumbra poner en los altares ofrendas de comida como pipián y tamales de «ceniza», llamados tlaconextamalli.
Una vez bendecidos los tlaconextamalli se reparten entre los asistentes y una parte de esta ofrenda es llevada a un cerro cercano, donde la deposita en una cueva para pedir las lluvias; también se acostumbra llevar a la Virgen de la Candelaria en procesión con música, cohetes y danzas.
Este día en algunos lugares como en Xochimilco, en la Ciudad de México, se realiza el cambio de Mayordomía, hay música de banda acompañando la danza de los Chinelos, estudiantinas y cohetes.
El consumo del tamalli o tamal, vocablo náhuatl que significa envuelto cuidadoso, aporta varios siglos de culturas indígenas diversas, plurales con su propio significado cultural que le ha permito su permanencia en la gastronomía nacional.
Fray Bernardino de Sahagún reportó en sus escritos que los tamales se ingerían durante 10 festividades del anuario ritual del pueblo mexica.
El consumo del tamal durante una celebración se conserva en la actualidad, aun cuando la religión y los dioses cambiaron y algunas veces se sincretizaron en ciertos pueblos indígenas. (Excélsior)