Dicen en Estados Unidos que hay tres cosas seguras en la vida: la muerte, los impuestos y una victoria con remontada liderada por Tom Brady. Para ser exactos, 42 victorias con remontadas hasta la fecha. La mejor, la de la Super Bowl del pasado año, la más grande jamás conseguida en la historia del fútbol americano. Thomas Edward Patrick, californiano de 40 años, hace tiempo que cerró el debate sobre quién es el mejor de siempre. Es él. Su figura se sobrepone al mayoritario desconocimiento internacional de su deporte. Como Jordan a finales de los 80. Como Tiger Woods o Nadia Comaneci. Da igual que jamás hayan visto un touchdown, seguro que les suena el nombre de este sucedáneo de Benjamin Button que se ha empeñado en agigantar su leyenda cuando deberíamos estar presenciando su declive profesional. De los cinco anillos ganados en sus 18 años de carrera, dos han llegado con más de 35 años. El sexto puede llegar este domingo 4 de marzo, en la Super Bowl LII de Minneapolis que le enfrentará a los Philadelphia Eagles. El segundo jugador que más camisetas vende y el quarterback titular más viejo de la liga. ¿Cómo ha llegado hasta aquí? ¿Cuáles son las claves de su éxito? Madurez, bendito tesoro.
“Sin duda, es el mejor de la historia. Es la bomba”, confiesa a S Moda José Antonio Ponseti, la voz de la NFL en España, con 26 Super Bowls a sus espaldas. “Resulta difícil establecer una comparativa española de lo que significa su figura para Estados Unidos. Quizás un Nadal o un Carlos Sainz. Alguien que ha estado en mil batallas, que ha ganado mucho pero que también ha perdido. Brady ya está por encima del bien y de mal”. El quarterback ha hipertrofiado el concepto del sueño americano. Éxito deportivo, un matrimonio consolidado con la mejor modelo de la década (Gisele Bündchen), patrocinios multimillonarios de firmas como Under Armour e Intel, una edición especial del deportivo Aston Martin con su nombre… Su imagen pública es impecable pese a los enfrentamientos públicos con el comisionado de la NFL o su antigua amistad con Donald Trump, que en las elecciones le valió más de un comentario negativo de la prensa. Como la mayoría de celebrities cercanas al presidente de EEUU cuando solo era un excéntrico millonario, Brady se ha distanciado de Trump dándole plantón en la protocolaria visita a la Casa Blanca del equipo campeón y calificando algunos sus comentarios como “divisivos”. Su esposa, brasileña de nacimiento, ha sido incluso más dura en las críticas que su marido. Trump, por su parte, ha confesado sentirse “decepcionado” por la actitud reciente de viejo colega.
Pero ni los titulares más sensacionalistas, ni los defensores más agresivos, perturban a Brady tanto como la batalla contra su gran rival. Tom vs Time (Tom contra el tiempo) es el título de una serie documental emitida actualmente en Facebook. Cada capítulo, que sigue el día a día del jugador tanto en el plano profesional como personal, recibe el nombre de alguna clave en su incansable lucha contra una edad que retira al 99% de los deportistas de élite. Y la más importante, tiene nombre latino. “Conocí a Alex un día que vino a nuestras instalaciones. Lo vi y pensé: ‘ya, ya, ¿qué puede hacer por mí?, ¿qué puede hacer diferente a lo que todo el mundo ha hecho por mí: hielo y descanso?’. Y sí, he aprendido un montón. Somos muy cercanos. No estaría aquí si no fuera por él”, afirma el jugador en la docuserie.
Alex Guerrero es un preparador físico nacido en California especializado en medicina alternativa de origen oriental (uno de sus apodos es Mr. Miyagi, de Karate Kid) que ha cambiado la vida de Brady. Esta amistad, tan cercana que ha sido cuestionada por el propio cuerpo técnico de los Patriots, se extendió al terreno comercial al convertirse en socios del Método TB12. Con un centro terapéutico situado en Boston (lugar de residencia del jugador), material de entrenamiento, productos alimenticios y suplementos, merchandising y un best-seller número 1 en The New York Times (y actualmente también en Amazon), Guerrero y Brady ponen a disposición de sus clientes las herramientas para su extrema longevidad. Su dieta es alcalina y antiinflamatoria, basada en alimentos de origen vegetal y orgánico (hasta el 80%), huyendo de cualquier tipo de comida procesada. El desayuno consiste en agua con electrolitos y un smoothie de arándanos, plátanos, nueces, semillas y leche vegetal. La harina, el azúcar, los dulces, el alcohol o la cafeína están prohibidos en la cocina familiar. Sus consejos, que no gozan de respaldo científico, han sido ampliamente cuestionados por los nutricionistas que si bien no pueden poner pegas a lo sano del menú, sí consideran demasiado extrema y sin efectos probados en el rendimiento deportivo.
“Muchas veces veo que aquellos que gozan del mayor talento no desarrollan la actitud necesaria, y quienes no han tenido esa bendición son los más competitivos y tienen el mayor corazón”. La cita más conocida de Tom Brady resume como ninguna este caso prototípico de cualquier filme blandengue de la factoría Hollywood. El joven infravalorado por todos los expertos, hazmerreír del draft del 2000 por su lentitud y su físico poco definido, elegido en el puesto 199, y que gracias a su trabajo, voluntad y confianza se convierte en elegido. “No le abrimos el pecho y vimos su corazón. Ni su resiliencia. Esas son las cosas que le han hecho el mejor”, respondía resignado el entrenador Steve Mariucci al ser preguntado sobre por qué ningún equipo confió en el mejor de siempre cuando terminó su periplo universitario. Ponseti también señala el otro gran culpable de que Brady haya llegado hasta el olimpo del deporte mundial, su entrenador (también considerado como el mejor de la historia) Bill Belichick. “Es el gran artífice de estos Patriots de leyenda. Ha sabido hacer resurgir al equipo y protegerle muy bien, porque este es un deporte muy físico. Ha conseguido no romper el jarrón”.
El corazón le viene de familia. Las estrellas también tienen ídolos y, en su caso, no es un deportista. “Es mi campeona, lo es todo para mí”, dice sobre su madre, Galynn, diagnosticada en 2016 de un agresivo cáncer de mama. El vínculo que une a madre e hijo es tan importante que la estrella no dudó en celebrar la última Super Bowl cosechada de la mano, sobre el césped. Ella, todavía en fase de quimioterapia, no pudo acudir a ningún partido en toda la temporada. “Las semanas giraban alrededor de las 10 en punto de la mañana. Los jueves, porque tocaba la quimio; y los domingos, porque jugaba yo y quería verme por televisión”, apuntaba su hijo. Los Patriots subrayaron la trascendencia de la madre de Tom como figura motivacional para todo el equipo regalándole uno de los preciados anillos que les designan como campeones de la liga. Un año después, Tom Brady ha vuelto a otra final y espera volver a celebrar con su madre otra victoria. Galynn, por su parte, ya ha ganado su Super Bowl particular: el cáncer ha desaparecido.
Fuente: El País