¿Se imagina ser un productor profesional en el cultivo del cannabis? ¿Acaso ha pensado en tener cannabis en su propio jardín? Pues ello es una realidad en Chile, ya que algunos centros de enseñanza u organizaciones no gubernamentales han apostado por formar a las personas en el cultivo de la planta.
Aprender a cultivar
cannabis está a un click de distancia, basta con entrar a internet y buscar tutoriales o blogs que nos ayuden paso a paso a tener un jardín con estas plantas. Sin embargo, centros como la Fundación Daya o el Instituto Técnico de Cultivo Hortícola Aplicada (Itcha) en Chile se encargan de proveer información puntual y fidedigna sobre el tema por medio de cursos.
“En un curso básico sobre cultivo de cannabis recibimos cerca de 50 pacientes y varios de ellos son adultos mayores. En este último caso, donde la gente de más edad no tiene muchas veces acceso a internet, tratamos de hacer un curso que sea muy fácil de entender para ellos, y para todo el público que quiera tomarlo”, aseguró a
Excélsior Antonio Reiter Mercado, coordinador
ejecutivo de Fundación Daya, una organización sin fines de lucro, cuyo objetivo es la investigación y promoción de terapias alternativas orientadas a aliviar el
sufrimiento humano, a causa de enfermedades como cáncer, artritis o Alzheimer,
entre otras.
Al ser cuestionado sobre cuál era la diferencia entre acudir a un curso y buscar en tutoriales de internet sobre el cultivo de cannabis, Fabián Pérez, director académico de Itcha, dijo a este diario que el equipo que trabaja en el instituto es un abanico de profesionales sumamente amplio que abarca desde abogados, doctores, ingenieros civiles, químicos y agrónomos.
“Todos los profesionales que trabajan acá, en alguna u otra forma, han tenido una experiencia con el canabbis, ya sea ésta positiva o negativa, aunque lo negativo para nosotros es aprendizaje”, destacó.
Entonces, según Pérez, se trata de un conglomerado de conocimiento, del cual se toma al profesional con base en su experiencia lúdica medicinal y laboral, lo que permite dar una clase a estudiantes que tienen dudas en términos legales, ambientales y de cultivo, entre otras.
Esas son dudas “tan, pero tan importantes, que lamentablemente no es llegar y sacar de Google o de Youtube. Ésa es la diferencia”, precisó.
En Chile, gracias a una regulación emitida en 2015, el autocultivo de cannabis para uso privado y medicinal es legal, lo que ayuda a que pacientes con cáncer y otras enfermedades crónicas puedan atenderse bajo el amparo de la ley.
“En relación con el consumo de cannabis, la ley chilena lo permite porque la Constitución consagra el derecho de las personas a autodeterminarse y, en ese sentido, estas conductas que sólo dañan la salud individual de quien las comete (…) no son conductas que el Estado pueda sancionar legítimamente”, expuso a Excélsior Catalina Delgado, abogada de
Fundación Daya.
“Así en Chile, cualquier conducta que uno realice, aunque se encuentre descrita en la ley de drogas, mientras uno las realice para hacer un consumo personal es una conducta legal. Por ejemplo, si yo quiero, puedo cultivarla sin una debida autorización mientras sea para mi consumo personal y exclusivo”, enfatizó.
Sin embargo, la ley sólo autorizó la comercialización de productos médicos que contengan cannabis en farmacias o laboratorios, pero obligó a los establecimientos a exigir una receta médica que queda retenida en ellos para su control.
formación completa
Fundación Daya ofrece dos tipos de talleres: el de cultivo personal y el de preparado de derivados artesanales de la planta de cannabis, los cuales son exclusivos para los pacientes del centro. En el primero se hace una introducción sobre el sistema endocannabinoide, que se refiere a cómo actúa el cannabis en nuestro organismo, y posteriormente se les enseñan técnicas de cultivo,
sobre las diferentes etapas de la planta en su ciclo de vida, conceptos sobre los distintos insumos que deberían ocupar para el cultivo artificial de cannabis, tanto para el cultivo en el exterior como el interior.
También está el taller de preparados artesanales, en el que se les enseña a los pacientes a realizar la extracción derivada de la planta de cannabis como resina de cannabis, tinturas, macerados, cremas, entre otros preparados que puedan ayudar a calmar el dolor de los enfermos.
Además, imparten un curso que consta de 12 horas teóricas durante tres días de cuatro horas por sesión, el cual es más detallado, ya que se enseñan los distintos tipos de plantas de cannabis, a germinar una semilla y a hacer transplantes o esquejes (los clones de las plantas madre). Se les explica sobre el crecimiento vegetativo, cuándo entra a la etapa de floración y cuándo es el tiempo óptimo de cosecha. De ahí cómo sacar su materia prima, cómo almacenarla, cómo es el proceso de curado y luego cómo se procesa. Tiene un costo de 40 mil pesos chilenos (unos 66 dólares).
Por su parte Itcha, tiene como objetivo formar profesionales en el campo de la horticultura en todas sus áreas, es decir, no sólo en lo referente al cultivo de cannabis, por lo que cuenta con varios cursos enfocados al conocimiento de las plantas y sus propiedades en beneficio de la salud.
El precio por el curso intensivo de cultivos aplicados que dura un mes tiene un costo de 100 mil pesos chilenos (unos 167 dólares), en el cual el estudiante aprende diversas técnicas para trabajar con cannabis.
Además, “hay un plan común de la carrera anual que es técnico en ciencias, y tienen desde ciencias básicas elementales, hasta química sicoactiva, legislación, control de plagas y enfermedades, entre otras”, destacó el director académico de Itcha.
“Lo que tratamos de hacer es explicarle a nuestro usuario que no solamente se puede cultivar en tierra o en una maceta, sino prácticamente en cualquier lado”.