El enfrentamiento y la polémica entre los jugadores de la Liga Nacional de Fútbol Americano (NFL) y el presidente Donald Trump continúa después que el mandatario estadounidense volvió a abogar antes de la celebración del Super Bowl LII, que todos se mantuviesen de pie durante la interpretación del himno nacional.
Lo hicieron, esta vez nadie se atrevió a ponerse de rodillas cuando la cantante Pink hizo la interpretación del himno, aun así, la audiencia de televisión para ver el partido, que ganaron los Eagles de Filadelfia por 41-33 ante los Patriots de Nueva Inglaterra, en lo deportivo memorable, perdió un 7,1 por ciento de audiencia comparado con el del año anterior.
Trump tampoco quiso dar su pronóstico sobre el partido, ni grabó ninguna entrevista para ofrecer durante la transmisión que hizo la cadena de televisión NBC, que tuvo una audiencia de 103 millones, comparados a los 111 del Super Bowl LI.
El mandatario estadounidense ha sido muy crítico con la NFL y durante un mitin en Alabama instó a los dueños de los equipos a despedir a los jugadores críticos y decirles a los deportistas rebeldes: «Saquen a ese hijo de puta del campo ahora mismo».
Ahora, como cada año los equipos campeones de distintos deportes tienen por tradición realizar una visita al presidente de los Estados Unidos en la Casa Blanca, sin embargo, este año al menos tres jugadores de los Eagles han dicho que no irán.
La tradición de las visitas de equipos deportivos a la Casa Blanca se remonta al 30 de agosto de 1865, cuando el presidente Andrew Johnson recibió a los equipos de béisbol aficionado Brooklyn Atlantics y Washington Nationals.
El mandatario Ulysses S. Grant recibió al primer equipo profesional de béisbol, los Cincinnati Red Stockings, en 1869.
El primer campeón del Super Bowl que visitó la Casa Blanca fue el equipo de los Pittsburgh Steelers que acompañó a los ganadores de la Serie Mundial, Pittsburgh Pirates, en una visita conjunta al presidente Jimmy Carter en 1980.
Mientras que Ronald Reagan, el rey de las relaciones públicas, fue el encargado de convertir las visitas de campeones deportivos una tradición en la Casa Blanca.
Además de protagonizar en febrero de 1987 la escena más familiar y de menos protocolo que se haya podido ver en la Casa Blanca cuando el apoyador de los Giants de Nueva York, Harry Carson, dio un baño con palomitas de maíz a Reagan durante su visita.
El presidente George H.W. Bush fue en 1991 el primero que recibió en la Casa Blanca a un equipo campeón de la Liga Nacional de Hockey sobre Hielo (NHL), los Penguins de Pittsburgh Penguins.
Incluso, dos equipos de la NFL han realizado visitas tardías a la Casa Blanca.
El presidente Barack Obama recibió en octubre del 2011 a los Bears de Chicago, campeones de 1985, cuya visita se postergó por el desastre del transbordador espacial Challenger en enero de 1986.
Los Dolphins de Miami de 1972, único campeón invicto en la era del Super Bowl, cumplió con una visita en agosto del 2013, aunque en la época de su campeonato no era costumbre que el presidente Richard Nixon recibiera a los campeones de la NFL.
Nada de esa tradición contará para el esquinero Malcolm Jenkins, que reiteró que seguirá en la lucha por hacer un cambio positivo de justicia dentro de las comunidades donde residen las minorías.
También el liniero defensivo Chris Long, que el año pasado ya no lo hizo tampoco con los Patriots, lo adelantó antes que su nuevo equipo de los Eagles ganasen el partido el Super Bowl LII.
En la misma línea de pensar de Jenkins y Long está también el receptor abierto Torrey Smith, quien reiteró que las protestas no son contra el Himno Nacional.
Sin embargo, el argumento de Trump es que los jugadores «ofenden» la dignidad y la bandera de todo un país que ha dado millones de vida por la libertad y la democracia.
Por su parte Smith reiteró que sus protestas no son contra el himno ni la bandera sino que las hacen durante su interpretación, algo que considera muy diferente.
«Entiendo por qué la gente se molesta o puede estar ofendida cuando alguien se arrodilla», señaló Smith. «Mi padre, cuando muera, será enterrado con una bandera de los Estados Unidos alrededor de su ataúd, porque sirvió en el ejército».
Ahora habrá que ver cual la reacción de Trump, quien ante la misma actitud de algunos jugadores de los Warriors de Golden State, como campeones de la NBA, fue él quien personalmente mandó retirar la invitación para que todo el equipo visitase la Casa Blanca.
«Ir a la Casa Blanca se considera un gran honor para un equipo del campeonato. Stephen Curry está dudando. Por tanto, ¡la invitación se retira!», afirmó Trump en un mensaje en su cuenta personal de Twitter.
Fuente: El Sol de Durango