Charly Pérez
El fin de semana, Álvaro Delgado, en Proceso, publicó un reportaje sobre lo que parece corrupción del candidato presidencial del PAN-PRD-MC: “Sospechosas triangulaciones en una fundación creada por Ricardo Anaya”.
Después de darse a conocer los muy lucrativos y no menos turbios negocios que el güero con cara de niño maneja, la clase política se le vino encima. Andrés Manuel (ejemplo de pureza y transparencia) fue quien le llamó “mafiosillo”, ajá, ni siquiera alcanza el mote de “mafioso”, es un “mafiosillo”, así, con todo el desprecio del mundo. José Antonio Meade, ese candidato apartidista, sin mencionarlo por su nombre, le llamó “incongruente”. Priístas, panistas, perredistas, de aquí y de allá y de todos lados le entraron al tira-tira. ¡Péguele a Ricardito, ahorita que hay modo!
Pero eso sí, político maduro, avisado y abusado, como es, Anayita decidió responder con toda la furia que le caracteriza, por supuesto que las acusaciones son insultings y unacceptables. “La guerra sucia no nos va a detener. El PRI está desesperado y ya no sabe qué hacer para levantar la campaña en ruinas de su precandidato”, dijo.
¿El PRI? ¿De veras? ¿Desde Proceso? No, mi Ric. Quizá fue Yuawi, que se enojó porque tú, después de ver el éxito mundial en que se convirtió el chavito, no perdiste la oportunidad de robarle foco y acompañarlo con tu simpática guitarrita.
Mientras vamos a seguir pendientes de este bonito y divertido escándalo. A ver cómo la libra mi Anayita. Hoy por uno, mañana por otro. Esperemos atentos a ver cuál es la siguiente cola que pisan y a ver quién grita más fuerte. Porque, no lo dude usted, querido lector, todos en esta fiesta tienen cola… Y muy larga.
Obituario: ¿Seis anillos de Super Bowl? ¡Ah, sí, los Steelers!