Pese al crecimiento en exportaciones y presencia en 120 mercados internacionales, la bebida más representativa de México permanece sin crecimiento en el mercado nacional.
Aunque se mantiene como una de las bebidas destiladas de mayor consumo en México, sigue sin aumentar su participación de 35 o 36% del mercado nacional, afirmó el director del Consejo Regulador del Tequila (CRT), Ramón González Figueroa.
“Se requiere un incentivo como lo hacen en Italia, como lo hacen en Francia y como hoy lo estamos viendo en Estados Unidos, donde incentivan a su industria para que siga siendo el motor que pueda jalar todos los vagones”, destacó.
De acuerdo con el director del CRT, además de incentivar el consumo, se requieren estímulos para toda la cadena agave-tequila de la cual dependen 75,000 familias en los cinco estados que comprende la Denominación de Origen.
“Ojalá hubiera un estímulo para la cadena productiva agave-tequila, ya sea por el costo del agave o ya sea de la forma como lo está haciendo Estados Unidos para incentivar a su industria”, agregó.
Ramón González Figueroa indicó que actualmente el campo agavero “está muy bien pagado” por lo que, dijo, quien requiere los apoyos es la micro, pequeñas y medianas industrias.
“El agave hoy está en condiciones extraordinarias para el sector primario y eso debe aplaudirse, pero tampoco se puede apretar tanto al industrial. Yo creo que hoy para los micro, pequeños y medianos industriales debería haber un impulso a través de algún programa”, enfatizó.
González Figueroa advirtió que de lo contrario, se corre el riesgo de que las micro, pequeñas y medianas empresas queden fuera del sector ante los elevados costos de la principal materia prima.
“Pueden ser incentivos a través de la reducción de impuestos o algún estímulo para el consumo de agave para la industria. Yo creo que un programa para canalizar una parte de los recursos a incentivar, pudiese ser una buena alternativa”, sostuvo.
TRABAJO CONJUNTO
De acuerdo con el director del CRT, otro de los grandes retos para el sector en el 2018 es el establecimiento de la “tan anhelada” planeación estratégica; es decir, lograr que agaveros e industriales trabajen de la mano, ya sea a través de un contrato de aparcería, de la coinversión o cualquier otro modelo que dé certidumbre al sector y evitar que las crestas y valles que se presentan cíclicamente en la producción de la planta sean muy pronunciadas. (El Economista)