«Llegué aquí para cumplir un sueño y es hora de despertar. El sueño se terminó, pero duró más de lo que jamás yo hubiera pensado», confesó emocionado el argentino Javier Mascherano en el día de su adiós como jugador del Barcelona.
El club catalán le despidió con todos los honores, en el Auditorio 1899 del Camp Nou, acompañado de toda la plantilla azulgrana -además de sus excompañeros Carles Puyol y Eric Abidal-, del cuerpo técnico y la cúpula directiva.
Y flanqueado además por los 18 títulos que ganó durante 7 temporadas y media, en las que defendió 334 veces la camiseta del Barça: 2 Ligas de Campeones, 4 Ligas, 4 Copas del Rey, 2 Supercopas de España y 2 Mundiales de Clubes.
No me quedo con los títulos, sino con el día a día, con haber podido disfrutar de momentos únicos y de haber tenido la posibilidad de jugar con los mejores del mundo», explicó el argentino, que se marcha al Hebei China Fortune tras convertirse en el tercer extranjero que más veces vistió la elástica azulgrana, tras Leo Messi y Dani Alves.
Llegó en verano de 2010, procedente del Liverpool, renunciando a parte de su salario. «Yo me fui allí en agosto para ficharlo, como vicepresidente, y os puedo asegurar que Masche puso todo lo que hizo falta para venir», explicó el presidente del Barcelona, Josep Maria Bartomeu.
El Barcelona pagó 24 millones por un mediocentro defensivo que acabó reconvertido a central. Algo lógico, según él, «porque el Barça tiene el mejor mediocentro del mundo», apuntó en referencia a Sergio Busquets.
Durante todos estos años pudo comprobar que «el Barça es un club especial» y que «su grandeza se puede ver en todo el mundo y creo que viene dada por los valores que transmite».
En el Camp Nou, el ‘Jefecito’ se convirtió en un líder natural, un futbolista respetado por todo el vestidor, aunque él aseguró que nunca intentó ser un referente en nada: «Nunca actué pensando en ser un ejemplo. Realmente el afortunado aquí soy yo, por haber formado parte de este grupo durante tanto tiempo».
Fuente: Excélsior