Las familias de los 44 tripulantes del submarino ARA San Juan han decidido regresar a la base naval de Mar del Plata y continuar allí la vigilia y el reclamo por la aparición de la nave, de la cual no se sabe nada desde el 15 de noviembre. La parte más intensa de la búsqueda concluyó hace semanas y hoy sólo dos barcos rastrillan el fondo del mar argentino. Buena parte de los familiares que este lunes recuerdan los dos meses de espera con actos en varios puntos del país exigen al Gobierno Argentino el envío de, al menos, dos buques más.
Yolanda Mendiola va todos los días a la base naval de Mar del Plata y recibe los partes de búsqueda del submarino donde viajaba su hijo, el cabo primero Fabián Cisneros. Los mensajes ya no los da el portavoz de la Armada, Jorge Balbi, como hace dos meses. Ni siquiera un funcionario a cargo. Son escritos y se acompañan de una proyección que muestra un mapa y tres buques, el Yantar ruso y el Islas Malvinas, de Argentina, y la corbeta Spiro, también local, únicos actores de una búsqueda que supo tener casi 30 embarcaciones y nueve aeronaves de 18 países. Al menos por ahora, la presencia rusa en Argentina está garantizada, según dicen los familiares. Fuentes de Presidencia indicaron además que es una prioridad mantener la búsqueda de la nave.
Mendiola y otras mujeres de las familias de los 44 decidieron instalarse nuevamente en la Base Naval. Según les dijeron, la institución los albergará aunque no les proveerá alimentos. Esperan por el presidente, Mauricio Macri, la gobernadora de Buenos Aires, María Eugenia Vidal, y el ministro de Defensa, Oscar Aguad, para que firmen la orden de rastrillaje de un sitio específico, a 240 kilómetros de la costa, frente a la Península Valdés.
El sitio no responde a una prueba de sonar, sino a una fuente menos ortodoxa, aportada por los familiares. “Ese lugar coincide con lo que dice una vidente argentina y un chamán de México que, sin hablarse, marcaron el mismo punto en el mapa”, dice Mendiola. “Se ha hecho ahí un solo barrido, de este a oeste, con el buque Sarandí y se retiraron. Barrieron 20 millas en sólo cuatro horas y los familiares nos sorprendimos mucho”, agrega la mujer.
La clarividente viajó a Mar del Plata el 1 de enero. Según su propio relato, marcó frente a los comandantes el punto en cuestión en una carta náutica. Luego lo hizo en Puerto Belgrano. Prefiere mantener su identidad en reserva, pero en diálogo con EL PAÍS aclara que su único objetivo es “ayudar a que se encuentre el submarino”. “Lo estoy ubicando en la zona más al norte del supuesto punto de explosión. Vi la posición del submarino, de trompa a la costa desde el día 18, y tiene un golpe en la popa”, revela. Y agrega: “Me da mucha impotencia que no lo encuentren, sabiendo que están ahí y que, hasta el momento estaban todos vivos. El oxígeno se estaba terminando pero están cerca de Mar del Plata, como le dije a los comandantes en Puerto Belgrano, están buscando en el fondo del patio cuando lo tienen en la puerta”.
La versión dada por la vidente es recurrente entre los familiares, que ya no encuentran donde aferrarse para no perder las fuerzas. Marta Vallejos, hermana del suboficial Celso Oscar Vallejos, fue incluso más allá: “Hice un viaje astral y tuve una conexión con los chicos del ARA, sobre todo con mi hermano. El mensaje de mi hermano es que ellos siguieron la derrota (el camino) hasta Mar del Plata, que están a poca profundidad y cerca de la costa”. “No queremos que nos mientan mas y nos quieran hacer creer algo que no sentimos. Pedimos que el presidente nos atienda”, reclamó la mujer que mantuvo un ayuno de varios días
“Da impotencia que nuestro país no esté preparado para una situación así”, resume Marcela Moyano, esposa del suboficial primero, Hernán Rodríguez. “Es impresionante el apoyo de la gente cuando nos ven en las movilizaciones. Nos piden que sigamos, se emocionan y nos aplauden. La sociedad está muy enojada porque se dejó de informar. No se dijo más nada y nos preguntan a nosotros. En la Armada nos dijeron que los partes los dejaron de dar porque ya no van periodistas a las ruedas”, señala la mujer.
A principios de diciembre, un experto naval de Estados Unidos dijo que el Ara San Juan tuvo una implosión repentina y sus tripulantes murieron en forma instantánea, sin sufrimiento. Consultada sobre esto, Moyano expresa que “el dolor y la incertidumbre que tenemos es justamente por no saber si fue afectado por la explosión o no, si fue atacado o si fue pulverizado. La Armada no nos ha avisado nada y no hay nada certero. Nosotros estamos con la fe intacta, pidiendo que se apuren a buscarlos. Pero vemos que no se están moviendo”. Los familiares insisten con que se dispongan los buques Angelescu y el Austral, que poseen un buen sonar.
“Yo soy católica, creo en los milagros y pienso en los mineros de Chile y en los sobrevivientes de la tragedia de los Andes”, advierte Isabel, hermana del cabo principal Daniel Alejandro Polo. “Todo puede pasar y la única persona que lo sabe es Dios. No creo en los videntes y personalmente no creo en esa versión”, se ataja la mujer, que luego de unos segundos, afirma: “Sí creo en lo que dice Marta Vallejos. En esas conexiones sí creo”.
Fuente: El País