Charly Pérez
En la época de oro de nuestro cine, Pedro Infante siempre se presentó como el bueno, bueno, bueno. Nunca rompía un plato, ni se peleaba con nadie, a menos que fuera estrictamente necesario. Por el otro lado, mi Carlos López Moctezuma era un verdadero hijo de su madre, siempre de malo de Malolandia, siempre enojado y echando pleito. Si no me creen pregúntenle a María Candelaria y a su novio Lorenzo “Rafail” … Y de Miguel Inclán mejor ni hablamos, el famoso marihuano de “Nosotros los pobres”. Nada más buscando con quién pelear, personajes inolvidables, algunos hasta entrañables, los malos por antonomasia, los ojaldras con nata, los malhechores desalmados.
Pues mi Pépe Meade está montado en su personaje de Pedro Infante, él es buena persona, no se mete en líos, ni habla mal de nadie, él es así, todo lindo.
Pero para pelear, para eso tiene a su Carlos López Moctezuma y a su Miguel Inclán, para eso están Aurelio Nuño y Enrique Ochoa Reza. Ellos batean todas y sacan el pecho para repeler las balas enemigas. Ellos están para defender al bueno y atacar a los demás.
Sin embargo, parece que eso no ha sido suficiente, por eso acaban de traer al prianista Javier Lozano, un nuevo elemento al que le encanta la bronca. Es de esos que compran cualquier pleito, que se sube al ring aunque no traiga guantes. Es su naturaleza, es su hábitat, le gusta, se siente bien y lo hace bien. Ya lo dijo mi Elvis Presley: «si tú buscas problemas, conmigo tendrás”… Es un buen lema de campaña.
Repito, Pedro Infante nunca rompía un plato, ni se peleaba con nadie, a menos que fuera estrictamente necesario. Que alguien le diga a Meade que, dadas las circunstancias, ya va siendo estrictamente necesario que se consiga unos guantes, porque los trancazos vienen duros…
Obituario: Sergio Mayer quiere ser diputado porque solamente quiere ayudar a su país. ¡Já!