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Los Reyes Magos no eran reyes ni eran magos, y no eran tres

Publicado por
Héctor García

Como todos los años, este 6 de enero millones de niños en México y el mundo esperan la visita de los tres Reyes Magos —MelchorGaspar y Baltasar—, que los colmarán de juguetes y regalos si se portaron bien. Pero, ¿quiénes eran en realidad estos personajes? Conoce su verdadera historia y el origen del mito de que eran reyes y eran magos.

Y ya entrados en el tema, también sabremos si en realidad eran tres.

Según la tradición, los tres Reyes Magos se llamaban MelchorGaspar y Baltasar; uno era europeo, el otro asiático —árabe o del Medio Oriente, al parecer— y el último, africano; venían montados en un caballo, un camello y un elefante, y le dieron al niño Jesús tres regalos: oro, incienso y mirra, aludiendo a su triple naturaleza: como rey, como dios y como hombre.

Pero, curiosamente, poco o casi nada de todo eso se menciona en la Biblia. La única mención que se hace de estos personajes proviene del Evangelio según San Mateo, en el capítulo segundo: «Cuando Jesús nació en Belén de Judea en días del rey Herodes, vinieron del oriente a Jerusalén unos magos diciendo: ¿Dónde está el Rey de los Judíos, que ha nacido? Porque su estrella hemos visto en el Oriente, y venimos a adorarle» (Mt 2:2).

Un poco más adelante, en el versículo 11, se mencionan los tres regalos: oro, incienso y mirra. Advertidos en sueños de que no deberían volver a ver al rey Herodes, tomaron otro camino para regresar a su tierra… y así desaparecen del recuento bíblco.

¿De dónde salió, entonces, todo lo que se dice sobre ellos?

El evangelio nos habla de tres «magos que vinieron de Oriente». Pero esto se debe a una tradición incorrecta de la palabra magi, que en latín es plural de la palabra magus, la cual a su vez deriva del griego μάγος, o magos. El origen de esta palabra es persa y se refiere a una casta de sacerdotes seguidores del zoroastrismo, que estudiaban los astros para en ellos hallar a Dios.

Por sus notables conocimientos y su capacidad de pronosticar ciertos eventos, la palabra magi llegó al español como magos, que entendemos como alguien con poderes sobrenaturales y con la capacidad de hacer magia. Pero los tres hombres sabios de Oriente lo único que hacían era practicar la astronomía.

Por otro lado, el texto bíblico no aclara sus nombres ni afirma en ningún sentido que se tratara de reyes. Aunque el origen de estos mitos es nebuloso, se afirma que fue en el siglo III cuando Tertuliano, padre de la Iglesia, determinó su estatus de reyes, ya que en la iconografía de ese tiempo se les representaba con ropajes lujosos, joyas y riquezas que sólo los monarcas podrían poseer.

También fue en ese siglo que se dedujo que se trataría de tres personajes, uno por regalo. En un notable mosaico del siglo VI, localizado en la Basílica de San Apolinar el Nuevo —en Rávena, Italia—, aparecen por primera vez los tres Reyes Magos ataviados al modo persa —con el gorro frigio de los magos, que sería sustituido por la corona de los reyes—, cada uno con su nombre encima y representando diversas edades.

 

En el Evangelio Armenio de la infancia de Jesús, considerado apócrifo y no reconocido por la Iglesia, se habla de Melkon de Persia, Gaspar de la India y Baltasar de Arabia. Basado en este realto, el doctor de la Iglesia Beda ‘el Venerable’ describiría en el siglo VII a los magos de Oriente como los conocemos hoy, siendo Melchor el más viejo y el que porta el oro, Gaspar el de mediana edad con incienso y el joven Baltasar con mirra.

Sería hasta el siglo XV que la iconografía cristiana los representaría encarnando a las tres razas conocidas en la Edad Media: Melchor personificando a los europeos, Gaspar a los asiáticos y Baltasar a los africanos.

A diferencia de los países con tradición sajona o germánica, donde es Santa Claus —o San Nicolás— el encargado de regalar juguetes a los niños en Navidad, en países latinos los Reyes Magos tradicionalmente eran los encargados de premiar a los niños bien portados la mañana del 6 de enero.

Pero en la actualidad estas tradiciones se han fusionado y casi todos los niños mexicanos reciben juguetes y regalos tanto de Santa Claus como de los infatigables MelchorGaspar y Baltasar.

Fuente: Milenio

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Héctor García