Hace casi treinta años, las revistas especializadas en la información de vanguardia – sobre todo en el campo de la ciencia y la tecnología– centraban sus comentarios en el alcance desplegado por la comunicación televisiva en el mundo entero. Los articulistas mostraban su asombro por el variado menú, jamás pensado, que los espectadores tendríamos la oportunidad de disfrutar ya entrado el siglo 21. (hago mención que hace treinta años los teléfonos celulares no existían en el mercado mexicano).
Las imágenes, asombrosamente nítidas, las recibiríamos vía satélite, comprimidas y digitalizadas por medio de antenas especiales pero sin descartar las tradicionales. Las mismas 625 líneas que definían las imágenes en la pantalla, gracias a la moderna tecnología se convertirían en más de mil, con una nitidez parecida al cine. Y la señal de televisión se convertiría en un flujo de ceros y unos, semejante al lenguaje binario que emplea una computadora. Esta transformación, sin importancia a simple vista, abriría todo un mundo de nuevas posibilidades para espacios fijos, revistas electrónicas, programas de computadora, juegos interactivos, canales personalizados; todo en una pantalla sin interferencias, diseñada con plasma ultrafino y con un sonido de verdadera alta fidelidad.
¿Qué le parecería – se preguntaban entonces los analistas – elegir la cámara de televisión con la que queremos seguir un partido de fútbol, hacer compras a distancia, intercambiar información con otros usuarios, o participar instantáneamente en programas de concursos? ¿Qué le parecería consultar grandes bases de datos o conectarnos con redes de comunicación de alta velocidad o escoger el documental educativo que más le interese?
Un profundo examen sobre la televisión digital decía que para hacer realidad la compresión de datos, se estaba diseñando ya un sistema de alta tecnología, capaz de comprimir toda la información necesaria – fotograma a fotograma – con el consiguiente ahorro de espacio de transmisión. Se decía que cuando se dispusiera de una terminal de fibra óptica para cada usuario, el espectáculo televisivo comenzaría a experimentar una transformación definitiva.
La televisión analógica nació en 1940. Y gracias a la inquietud de estandarizar los formatos, se creó el Comité NTSC (National Television System Comitee), con un formato de 525 líneas de barrido de pantalla. Este formato fue utilizado en la mayor parte de América, incluyendo a México, y algunos países de Asia.
En 1961 Francia elaboró el formato SECAM (SEquentiel Couleur A Mémoire); ese mismo año, Alemania hace lo propio creando el sistema PAL (Phase Altenation Line). Tanto SECAM como PAL manejaban una resolución de 625 líneas.
Con la entrada de los primeros satélites en los 60’s, 70’s y 80’s la televisión tomó una cobertura más global. A finales de los 90’s con la aparición de los primeros sistemas digitales, la televisión satelital se convirtió en un servicio con más penetración en los hogares, compitiendo directamente con el servicio de televisión por cable. Por esas mismas fechas, la televisión se transformó totalmente al llegar la televisión digital y los primeros formatos en alta definición (HDTV, High Definition TeleVision). El barrido inicial de pantalla fue de un 1,100 líneas.
Que diremos hoy, casi el finalizar la segunda década del siglo 21, cuando todo lo que se preveía hace nada más 30 años, es una realidad amenazante. Aquella pequeña e inofensiva pantalla inventada en la primera mitad del siglo 20, hace más o menos 100 años, domina hoy la tierra, la voluntad y el espíritu del ser humano. Y lo hace en inmensas televisiones digitales, en grandes clusters de cómputo, en sistemas maravillosos de comunicación, y en toda la prodigiosa tecnología actual.
Puedo decir que la televisión es la madre de las computadoras y la abuela de los teléfonos celulares. ¿Qué seguirá en adelante? A mediados del Siglo 20, los profetas de la comunicación Marshall McLuhan (1911-1980) y Vance Packard (1914-1996) ya preveían las hoy famosas extensiones del hombre.
McLuhan dejó sus conocimientos en muchas publicaciones, de las cuales destacan: La novia mecánica (1951), La Galaxia de Gutemberg (1962), Los Medios de Comunicación como las Extensiones del Hombre (1964), y El Medio es el Masaje (1967). McLuhan es el creador de numerosos conceptos acerca de los medios de difusión masiva tales como la Galaxia de Gutenberg, la Aldea global, y la descripción de los medios como extensiones del ser humano.
De los libros de Packard destacan tres: Las Formas Ocultas de la Propaganda (1957), Los Trepadores de la Pirámide (1962), y La Sociedad Desnuda (1964).
Hoy el mundo entero está a la mano. La vida transcurre de Marconi a Billy Gates. La muy conocida y hasta nostálgica aldea global que preconizaba Mc Luhan constituye un proceso histórico que envuelve por entero la esencia de la actividad humana y le confiere un nuevo sentido a la vida.
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