Este 2018 será el año de Rusia no nada más por la Copa Mundial de Fútbol, también tendrá elecciones en marzo y Putin quiere la reelección para quedarse en el poder hasta 2024 (Trump si gobierna ocho años estaría hasta 2025).
Recientemente la Comisión Electoral Central rusa descartó la posibilidad de que el opositor Alexei Navalny contienda contra Putin en la próxima justa electoral aduciendo una sentencia a prisión contra Navalny que el político ha calificado de “inventada” por el sistema.
Aparte de los focos internos que deben atenderse como la posibilidad de más atentados terroristas para enturbiar desde las elecciones hasta el Mundial, la nación eslava ha vuelto a la escena global disputando su puesto en el liderazgo y con ello tiene muchos frente abiertos partiendo de una extensa frontera que comparte con: Noruega, Finlandia, Estonia, Letonia, Bielorrusia, Lituania, Polonia, Ucrania, Georgia, Azerbaiyán, Kazajistán, China, Mongolia y Corea del Norte.
Con Ucrania debe avanzar en los Acuerdos de Minsk, bajarle la tensión a ese tema que además lo confronta con Estados Unidos y la Unión Europea y que lo mantiene congelado de su participación en el G7.
El intercambio de 300 prisioneros entre Ucrania y los rebeldes prorrrusos en vísperas del año nuevo ha sido un gesto muy bien valorado tanto en la UE como en Washington como una señal para alcanzar la paz.
Con Siria se ha conjugado como una fortaleza militar, la entrada de su Ejército en 2015 para luchar contra los rebeldes y el Estado Islámico que acorralaban al régimen de Bashar al Assad ha sido fundamental para el repliegue y el fracaso de los yihadistas.
Este año comenzará a construirse una base naval rusa en el puerto de Tartus en el mar Mediterráneo, los sirios la albergarán a lo largo de 49 años según el acuerdo signado entre Putin y su homólogo Al Assad.
También en enero acontecerá una reunión trascendental en Sochi, se trata del Congreso del Diálogo Nacional sirio (29 y 30 de enero) en esta bella ciudad del Cáucaso; la iniciativa impulsada por el mandatario ruso (con el soporte de Irán y de Turquía) busca devolver la estabilidad a Siria mediante un proceso político que confronte el diálogo entre los rebeldes y el gobierno sirio.
A COLACIÓN
Su participación en diversos puntos calientes es clave, vital para el reequilibrio de las fuerzas del sistema mundial, lo es en Siria, en Ucrania, en las relaciones con China, con la Unión Europea (UE) denunciado hasta por temas de espionaje y de intervenciones de hackers hipotéticamente amañando los diversos procesos electorales europeos.
La delgada línea roja con los europeos va desdibujándose en la medida que día a día se sienten más amenazados por la injerencia rusa, justo en la madrugada del 24 de diciembre, el Ejército británico captó a un par de barcos rusos espías en aguas del Mar del Norte.
Desde Occidente han devuelto la intromisión acusando a Rusia de continuar suministrando a Corea del Norte tanto petróleo y otras mercancías prohibidas por el Consejo de Seguridad de la ONU por las sanciones impuestas contra los norcoreanos.
La Cancillería rusa ha respondido tajantemente: “Rusia respeta completamente el régimen de sanciones, la resolución 2397 no impide por completo las transacciones”.
Luego está su papel como aliado de Irán, el pasado primero de enero, el presidente Donald Trump dedicó un tuit mordaz al régimen de Hasan Rohani afirmando que había llegado un tiempo de cambios para Irán, a lo que al día siguiente Putin reviró pidiendo “la no injerencia” en los asuntos iraníes.
Con Corea del Norte quiere mediar como también pretende una cercanía no transgresora sino pacífica y respetuosa con Estados Unidos “una cooperación pragmática”, pero sin lugar a dudas su nuevo rearme y la venta de armas a otros países continuará en 2018.
Turquía hace unos días anunció que le comprará a Rusia 4 baterías del sistema antimisiles S-400 por una valor de 2 mil 500 millones de dólares. La nación comandada por Recep Tayyip Erdogan será el primer miembro de la OTAN en poseer este avanzado prototipo de defensa área ruso… ante los ojos apanicados de los europeos.
Directora de Conexión Hispanoamérica, economista experta en periodismo económico y escritora de temas internacionales