Economía

Inflación y política monetaria en México durante 2018: Gabriel Casillas

Publicado por
José Cárdenas

Gabriel Casillas

 

 

Sobra decir que el cambio anual en el Índice Nacional de Precios al Consumidor (INPC), al que comúnmente le llamamos “inflación” se elevó significativamente durante 2017. La inflación anual se incrementó de 3.4 por ciento en diciembre del 2016 a un número cercano a 6.8 por ciento al cierre de 2017. Considero elocuente comentar sobre este número dado que, al momento de publicación de esta columna, el INEGI ya habrá dado a conocer el número oficial. En cuanto a la política monetaria, la Junta de Gobierno del Banco de México elevó la tasa de referencia en 150 puntos base (1.5 puntos porcentuales) durante 2017, de 5.75 por ciento a 7.25 por ciento. ¿Qué podemos esperar este año?

La semana pasada dediqué este espacio a comentar lo que creo que nos depara este año en términos macroecononómicos tanto a nivel global, como local (“¿Qué nos depara 2018?”, 2 de enero). No obstante lo anterior, dejé los temas de inflación y política monetaria en nuestro país de lado porque considero que merecen un texto aparte. Cabe señalar que de materializarse el pronóstico de inflación del equipo de análisis de Grupo Financiero Banorte de 6.8 por ciento al cierre de 2017, ésta será la inflación anual más alta desde mayo de 2001 (i.e. en más de 16 años). Como he comentado con anterioridad, la inflación anual se duplicó debido principalmente a dos factores: (1) Energía. Cerca de dos tercios del aumento se deben a la liberalización de los precios de la gasolina y el gas LP, así como a un ciclo agrícola adverso; y (2) tipo de cambio. El otro tercio del incremento refleja los efectos rezagados de la depreciación significativa del peso con respecto al dólar estadounidense desde el año 2014, que se manifestó a lo largo del año pasado. En pocas palabras, la inflación no se elevó debido a que haya habido “un descuido” del banco central. Esto se debe porque fueron presiones de lado de la oferta las que impulsaron la tasa de inflación y no las que puede atajar un banco central, que son las presiones de lado de la demanda. Asimismo, Banxico ya ha llevado a cabo un incremento significativo de la tasa de referencia desde diciembre de 2015 (425 puntos base). Entonces, ahora sí ¿Cómo podría comportarse la inflación y cómo podría responder la Junta de Gobierno del Banco de México en este respecto durante 2018?

En cuanto a la inflación, considero que va a sufrir una caída relevante en enero a niveles cercanos al 5.6 por ciento, para continuar con una tendencia a la baja hasta niveles cercanos al 5.0 por ciento en marzo. Esto es prácticamente un efecto aritmético (i.e. no se necesita ser científico nuclear para anticiparlo). No obstante lo anterior, hacia delante se puede volver más complejo debido principalmente al comportamiento altamente volátil tanto de los precios de la gasolina a nivel internacional, como en el caso de nuestra moneda en un año de elecciones y con la amenaza vigente de que el presidente de EU decida el fin del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), que se antoja “altamente volátil”. Así, haciendo el supuesto de que habiéndose liberalizado, los precios de las gasolinas seguirán una trayectoria similar a la de los precios en el mercado de futuros de la gasolina y una trayectoria del tipo de cambio que puede llegar a tocar niveles ligeramente superiores a los 21 pesos por dólar durante los meses de abril, mayo y junio, para después apreciarse hacia niveles por debajo de 19 pesos por dólar, pasando los comicios de julio en México, la inflación podría repuntar hacia niveles cercanos al 6.0 por ciento a mediados de año, para así tomar una trayectoria descendente hacia 4.3 por ciento al cierre de 2018. Cabe señalar que nuestro pronóstico también toma en cuenta el fuerte incremento que se llevó a cabo en el salario mínimo a finales del año pasado, así como el cambio en los ponderadores de los precios de los genéricos que observará el INPC en la segunda mitad del año.

En cuanto a la política monetaria, considero que vamos a observar un Banco de México mucho más dinámico en términos de aumentos en la tasa de referencia durante la primera mitad del año y pasando los comicios -si los mercados reciben con beneplácito el resultado electoral-, la Junta de Gobierno de nuestro Instituto Central podría disminuir la tasa de referencia en la segunda mitad del año. Numéricamente hablando, pronostico que Banxico elevará la tasa de referencia en tres ocasiones (de 25 puntos base cada una) en el periodo febrero a junio –iniciando el próximo 8 de febrero-, llevando la tasa a 8.0 por ciento, para después reducirla en 50 puntos base y terminar el año con una tasa de política monetaria de 7.5 por ciento.

En resumen, si bien anticipo un tipo de cambio altamente volátil (21 pesos por dólar a mediados de año, para cerrar el 2018 en 18.60), pronostico una caída relevante en la tasa de inflación (250 puntos base, de 6.8 a 4.3 por ciento) y un incremento marginal de la tasa de referencia (25 puntos base, de 7.25 a 7.5 por ciento) en 2018.

* El autor es director general adjunto de Análisis Económico y Relación con Inversionistas de Grupo Financiero Banorte y presidente del Comité Nacional de Estudios Económicos del IMEF.

* Las opiniones que se expresan en esta columna no necesariamente coinciden con las del Grupo Financiero Banorte, ni del IMEF, por lo que son responsabilidad exclusiva del autor.

Twitter: @G_Casillas

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José Cárdenas