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El éxito: tema de actualidad: Francisco Fonseca

Publicado por
José Cárdenas

Francisco Fonseca N. 

 

 

 

El éxito es el apego a la verdad; tú puedes ser sin depender del tener. Son palabras del escritor y comunicador mexicano Guillermo Fárber. Por supuesto se refería a la condición primera, la fundamental para encontrar el éxito  -el buen éxito-  en la vida, más allá de las circunstancias y de los obstáculos. Solo la grandeza de ánimo, la voluntad inquebrantable, el cumplimiento de metas personales, la disciplina, la orientación hacia objetivos claros, el alto rendimiento en toda acción, la apropiación del conocimiento que aporta experiencias y crea oportunidades, la invención de satisfactores humanos, la posibilidad de descubrir nuevas realidades que transformen en posible lo imposible.

Así, como un torbellino desordenado de indicadores y variables, describen los analistas el perfil de las personas exitosas. ¿Y el dinero? ¿Y los bienes materiales? ¿Y la fama y el poder? ¿Y la influencia social?  Todo –se asienta en las antiguas escrituras –  vendrá por añadidura.

Hay quienes, como el escritor norteamericano Everett T. Suters, se sienten afortunados – la fortuna es la otra cara del éxito – de haber cometido tantos errores en la vida porque ello le ha aportado experiencias transformadoras y creativas. En su caso, el valor del fracaso  –como el gran proceso de aprendizaje-  marcó, dice él, su destino para siempre.

El fracaso, según el poeta inglés del romanticismo John Keats es, en un sentido, el camino que conduce al éxito, en la misma forma que cada descubrimiento de aquello que es falso nos conduce a buscar con avidez lo que es verdadero.

Quizás el gran filósofo holandés Baruch de Spinoza haya encontrado para la posteridad una definición significativa del éxito: “la única finalidad en la vida es ser lo que somos y convertirnos en lo que somos capaces de ser”. Su pensamiento hay que inscribirlo en el más puro racionalismo; conceptualiza y define su propio ser y su existencia como punto de partida irrebatible de su lógica deductiva.

El éxito es, pues, una decisión personal, una convicción arraigada  en la verdad. Conseguir la satisfacción de niveles, de necesidades  -no biológicas-  es un objetivo personal. Dar perspectiva y orientación a los objetivos vitales depende de normas personales de motivación.

Una empresa de transportes de prestigio reconocido acostumbra usar un lema publicitario que le ha aportado una gran cantidad de clientes: “ la mitad de la diversión está en llegar allí “, utilizando los puntos de destino que se había impuesto como meta  lograr.

El éxito, dicen los que saben de este proceso atractivo y sugerente, es una secuencia en la que se combinan la actitud positiva hacia el triunfo y el fortalecimiento de la auto- imagen. Es decir, que “es más poderoso aquel que posea en su interior su propia fuerza”.

Las palabras del filósofo, político, orador y escritor romano Lucio Anneo Séneca cuadran con el concepto de motivación presente en el éxito, o sea, dirigir el movimiento hacia la acción.

Nadie puede realmente garantizar el futuro, comentaba con énfasis Henry Ford  II.  Lo mejor que podemos hacer es medir las oportunidades, calcular los riesgos implicados, estimar nuestra habilidad para manejarlos, reconocer con humildad nuestros errores y después hacer nuestros planes con confianza para alcanzar una vida plena anclada en la verdad. ¿Qué más?

pacofonn@yahoo.com.mx

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José Cárdenas