2018 está llegando con paso fuerte, con marcado sabor a duda, a confusión, a desánimo, a discordia. Enero siempre ha sido, y según se ve, será de truenos y relámpagos. Enero con la huella intocable de una guerra iniciada hace casi doce años y que no tiene fin ni metas. Enero será de penuria y de tristeza. Y solo soy realista, no tremendista. Escucho y leo a mis colegas editorialistas, columnistas de notas políticas y económicas, articulistas; somos realistas, jamás pretenderíamos vulnerar las estructuras que sostienen este país, pero sí debemos denunciarlo.
Enero será de truenos y relámpagos. Es inicio de año. Es inicio de planes, de ambiciones y de augurios. También de pobreza para la gran mayoría. La historia se repite, sin cesar. Es lo mismo cada enero. Mes de dos caras, de cabañuelas, de truenos y relámpagos, de penurias, y de realidades.
Las cabañuelas son un método supuestamente científico y ciertamente ancestral de pronosticar el clima de todo el año tomando en cuenta los días, los medios días, las horas y los minutos.
Enero es el mes de Jano, personificación mitológica romana con dos rostros y que tenía la virtud de ver el pasado y vislumbrar el futuro. Jano era hijo de Urano, el Cielo y de Hécate, lo Oscuro. Durante su reinado Saturno fue expulsado del cielo y se refugió en sus dominios. Fue tal la bienvenida que Jano dio a Saturno que agradecido éste, le dotó con el doble conocimiento de lo pasado y lo futuro. Por esto se le representa con dos rostros, el anterior para indicar que conoce todo lo que ha de venir, y el posterior, para todo lo que ha sucedido.
Jano tenía un templo en Roma que estaba cerrado en tiempo de paz y abierto en tiempo de guerra. Las puertas de este templo estaban cerradas con cien cerrojos y con barras de hierro, a fin de que fuese más difícil abrirlas, significando con esto que la guerra, que es el más cruel azote para la humanidad, jamás debía emprenderse ligeramente.Este ejemplo debió tomarse, por la máxima autoridad, hace casi doce años.
México sufre una atroz sacudida económica provocada por los aumentos que vendrán en todos los órdenes; no hace falta repetir causas y razones. Ello provocará abusos de comerciantes sin escrúpulos. Siempre los ha habido, pero hoy más. Los costos de los servicios también se dispararán. El ciudadano apoquina con su dinero y con su esfuerzo. El sistema político mexicano también experimentará su sacudida. No faltaba más. Empezó rapidito la carrera de candidatos hacia 2018; es el ejercicio de la política. A plenitud. Se harán todo tipo de comentarios en pasillos, oficinas y restaurantes que se convertirán en lugares especulativos, para perder el tiempo.
Por si fuera poco todo lo anterior, seguirán las ejecuciones y la guerra descarnada contra la delincuencia organizada. Las ciudades fronterizas serán las más requeridas. Esas plazas son de entrada y de salida, de pasado y de futuro. No ha habido día en que no nos enteremos del ajusticiamiento de uno o varios jefes policiales, alcaldes, regidores, etc., en muchas entidades del país. ¿Es ésta la clase de país que esperábamos? Y solo estamos empezando el año. ¿No sería bueno encerrar a decenas deservidores públicos bajo cien cerrojos?
Las famosas cabañuelas son pronosticadoras de los fríos y malos vientos. Hay que abrigarse y bien. Más vale sudar que estornudar.
Y solo vamos empezando el año.