Cuando has estado en esta situación en siete ocasiones anteriores, se nota, así se ve Bill Belichick, quien por octava ocasión se encontraba en una conferencia de prensa en la semana previa al Super Bowl.

Tranquilo, menos sonriente que la noche anterior, se veía al entrenador de los Patriotas con todas las respuestas a la mano. Esta vez, no había tantos distractores, no hay un Spygate ni un Deflategate en la agenda. Más allá de la posible deserción de sus coordinadores al terminar la temporada.

No solo son los ya ocho Super Bowls como Entrenador en Jefe, sino también estuvo presente en Pasadena como asistente de Parcells, así se refiere a estas experiencias únicas.

Es una gran pregunta, cada año cambia, las sedes son distintas, los equipos y los enfrentamientos son distintos. El camino que ha recorrido el equipo es diferente, así como el del rival, también es distinto. Todos (los Super Bowls) son únicos, todos son especiales», comentó.

Siendo tan competitivo, como ha demostrado durante su carrera, parecería lógico conocer que es lo que mueve a Belichick, el enojo del perder, el amor a la victoria, incluso elude esa respuesta «Siempre jugamos para ganar», aseguraba.

De esta manera, un tranquilo Bellichick se despide del primer encuentro con la prensa, un hombre que parece tener todas las respuestas, al menos hasta que el domingo, Doug Pederson le cuestione su plan perfecto.

Fuente: Excélsior