La administración del presidente Donald Trump prepara nuevas sanciones contra China a principios de año, en lo que podría desatar una “costosa batalla” comercial entre Washington y el coloso asiático, reportó hoy The Washington Post.
Trump debe responder para finales de enero a una serie de peticiones de empresas estadunidenses que buscan aranceles o cuotas de importación a varias exportaciones chinas, incluidos paneles solares y lavadoras manufacturadas en China y varios de sus países vecinos.
“En ambos casos, funcionarios comerciales de Estados Unidos han determinado que los productores estadunidenses han sido perjudicados por un repunte en las importaciones y han recomendado nuevas barreras comerciales”, sostuvo el diario.
Entre las sanciones que dispone Trump contra China figuran nuevas limitaciones a las inversiones chinas en Estados Unidos o un incremento unilateral de los aranceles, aunque ellos sería una probable violación de sus compromisos ante la Organización Mundial de Comercio (OMC), de acuerdo con analistas.
Las sanciones serían impuestas por Washington en tanto se concluye una investigación más amplia sobre las supuestas insuficiencias de Beijing para cumplir con la protección a la propiedad intelectual de empresas foráneas.
La Casa Blanca debe además tomar acción respecto de una investigación separada del Departamento del Comercio sobre el impacto en la seguridad nacional de las importaciones crecientes de aluminio y acero procedentes de China.
El representante comercial de la Casa Blanca, Robert Lighthizer, mantuvo el pasado 6 de diciembre una discusión descrita como “contenciosa” entre los miembros del Consejo de Negocios Estados Unidos-China, que incluye a empresarios estadunidenses de firmas con intereses en China.
“Durante el encuentro a puertas cerradas, Lighthizer dijo que en las quejas de Estados Unidos sobre las prácticas comerciales chinas no se podían resolver simplemente con pláticas adicionales con Beijing”, anotó el diario.
Varios empresarios participantes en el encuentro dijeron que el negociador comercial de la Casa Blanca pareció indiferente a las preocupaciones de que la “línea dura” de la administración Trump arriesgaba romper una relación comercial de 600,000 millones de dólares anuales.
“Las repetidas promesas de campaña de Trump de tomar represalias contra China por políticas que según el contribuyeron a la pérdida de millones de empleos en Estados Unidos, aún no se han traducido en acciones concretas”, observó el Post.
Empresarios advirtieron sin embargo que es probable que en China responda a cualquier acción significativa por parte de Estados Unidos con medidas diseñadas para tener un impacto político, tales como derogar la reciente apertura de sus mercados a las exportaciones de carne de res de Estados Unidos.
Tal tipo de represalia podría impactar a estados ganaderos como Montana, que respaldaron a Trump en las elecciones presidenciales de 2016.
Fuente: Crónica