Al defender el proceso de reformas estructurales concretado por el país, el presidente Enrique Peña Nieto advirtió que quien no esté dispuesto a sumir riesgos y enfrentar las consecuencias de un proceso de cambio no debe emprender un programa de transformación.
Al impartir en la sede de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) la conferencia magistral «Las reformas estructurales en México», afirmó que un verdadero proceso transformador implica necesariamente costos para quien lo promueve.
El mandatario expuso largamente las trece reformas estructurales concretadas por el Congreso de la Unión, derivadas del Pacto por México, y presentó un decálogo de lecciones derivadas del proceso de cambio. En el punto diez, señaló:
«Para ganar hay que arriesgar. Un verdadero proceso transformador, quien busca resolver los problemas estructurales, implica necesariamente costos para quien lo promueve. Hay que empezar con una buena reserva de capital político, quien no esté dispuesto a asumir los riesgos y enfrentar las consecuencias no debe emprender un programa de reformas. Aquí radica la diferencia entre sólo llegar para administrar o llegar a gobernar para reformar».
Ante embajadores, académicos y especialistas en políticas públicas aceptó que desde que se trazó la ruta para hacer estas reformas estructurales se advirtió que su gobierno iría perdiendo en el camino a los aliados debido a la condición ideológica de cada una de las expresiones políticas.
Enfatizó que lograr los cambios es difícil pero el esfuerzo vale la pena. «Una vez realizada la reforma los ciudadanos irán viendo los frutos del nuevo orden, eventualmente darán por sentado este orden, esto también demuestra que se ha creado confianza y por ende observancia a las nuevas leyes.
«El riesgo para el gobierno radica en estancarse en los logros pasados, hay que sentir satisfacción por lo alcanzado pero sin dejar de visualizar que hacia adelante siempre habrá nuevos retos y nuevas reformas que promover», asentó.
En su intervención, José Ángel Gurría, secretario general de la OCDE, pidió dar continuidad a las reformas concretadas por el país y advirtió que en México hay muchos que quieren aprovechar la transición en el gobierno mexicano para «retroceder» y ofreció el apoyo de esta Organización.
La experiencia mexicana
De acuerdo con el presidente Enrique Peña Nieto, éstas son las lecciones:
1. Mientras más pronto mejor. Es imperativo aprovechar el mandato electoral, sobre todo, durante las primeras semanas, incluso días de gobierno, para dar un impulso decisivo a las reformas.
2. Más es mejor. Quererle ponerle un límite en razón del número de reformas a lograr, francamente era un debate ocioso.
3. Mantén a los beneficiarios de los cambios cerca y eventualmente muy activos. Todo cambio estructural enfrenta las resistencias de quienes pierden privilegios adquiridos previamente. La mejor forma de neutralizarlas es contar con el apoyo explícito de los sectores que habrán de beneficiarse con la implementación de las transformaciones.
4. Ten a un equipo calificado de tu lado. Debe contarse con un grupo de negociadores expertos en cada uno de los ámbitos que serán reformados y es esencial que los negociadores estén convencidos de los méritos de las reformas y comprometidos a trabajar para hacerlas realidad.
5. En caso de duda, actúa. La democracia no supone unanimidad, siempre habrá resistencias, perspectivas diferentes y cuestionamientos a los cambios propuestos. Hay que saber negociar, pero entendiendo que el límite de las negociaciones llega cuando no se avanza y se vuelve impostergable la toma de decisiones aún sin haber logrado el mayor o amplio consenso.
6. Comunicar más nunca es demasiado, y me atrevo a decir, y ni así. Una difusión amplia de información sobre los fines, alcances y beneficios de las Reformas es francamente una inversión valiosa. Las lagunas de información, especialmente en los tiempos, en esta era de las redes sociales, suelen ser aprovechadas por los opositores a una reforma y resulta más difícil corregir una versión distorsionada, una vez difundida, que argumentar los méritos de la reforma desde el principio.
7. Hay que tener presente y, por eso hay que ser muy técnicos, que la última palabra siempre la tendrán, también, los tribunales. Es indispensable cuidar cada detalle técnico y dar solidez legal a todas las medidas consideradas en un proceso de reformas, a fin de blindarlo frente a los recursos jurídicos que, seguramente, se interpondrán para descarrilar los cambios.
8. El orden de los factores puede alterar el producto. La secuencia de las reformas importa, la configuración y la duración de las alianzas políticas puede variar, dependiendo del orden en que se aprueben o se instrumenten los cambios estructurales. Se debe tener presente que en el camino de las reformas se van a ir perdiendo aliados, y la estrategia de negociación debe trazarse con esta realidad en mente.
9. El cambio es tu propia recompensa. Lograr los cambios es difícil, pero el esfuerzo vale la pena. Una vez realizadas las reformas, los ciudadanos irán viendo los frutos del nuevo orden, eventualmente darán por sentado este orden, eso también demuestra que se ha creado confianza y, por ende, observancia a las nuevas reglas.
10. Para ganar hay que arriesgar. Un verdadero proceso reformador que busca resolver problemas estructurales, implica necesariamente costos para quien lo promueve.
Fuente: El Universal