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Reforma fiscal no anima mucho a simpatizantes de Trump

Publicado por
Héctor García

 

Basta preguntarle a alguien como San Banks sobre la reforma fiscal que el presidente Donald Trump promulgó el viernes para escuchar algo diferente a la alegría efusiva que los republicanos mostraron días atrás en el Congreso.

El plan de 1.5 billones de dólares recorta los impuestos de manera general a la vez que otorga los mejores beneficios a empresas y ricos. Es el mayor logro legislativo para un presidente que llegó a la Casa Blanca con el apoyo total de personas como Banks, que sentían que las políticas económicas de Estados Unidos necesitaban un cambio drástico.

Aun así, Banks, granjero de 50 años que vive en una zona poco poblada en el suroeste de Iowa, habla del plan fiscal con un poco de indiferencia e incertidumbre salpicada de esperanza.

Ellos tenían que hacer algo, aunque les tomó bastante tiempo», dijo Banks sobre el presidente y el Congreso que su partido controla completamente. «Va a ayudar a las empresas. Va a ayudarme un poco, supongo».

En áreas del país donde Trump ganó en grande en la elección presidencial del año pasado, la respuesta a la reforma fiscal mayormente es silencio. Unas cuantas personas responden con miradas fijas, otros con rostros de confusión y un poco de optimismo elusivo. Lo que no se siente es emoción.

Casi todos los contribuyentes recibirán un recorte impositivo inicial, pero un análisis del Centro de Políticas Fiscales indica que las ganancias son más favorables para los ricos. Para los hogares que declaran entre 48 mil 600 y 86 mil dólares de ingresos anuales, el recorte promedio en 2018 será de 930 dólares, pero para los contribuyentes que ganan más de 732 mil 800 y que representan el 1% de los contribuyentes más ricos, el recorte promedio del próximo año será de más de 50 mil.

Y las empresas se beneficiarán porque la tasa de impuesto marginal que pagan bajará de 35% a 21%: una reducción permanente, a diferencia de los recortes para personas individuales y familias que expiran después de 2025.

«Ese no fue una propuesta escrita con los votantes fieles a Obama o Trump en mente», dijo Henry Olsen, becario del Centro sobre ética y Políticas Públicas en Washington. «A corto plazo ellos recibirán algo pero no mucho».

Fuente: Excélsior

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Héctor García