Claudia Luna Palencia
@claudialunapale
En el ámbito internacional hay un incierto remolino de pasiones encontradas, odios azuzados, demonios despertados y sacudidas de polvo acumuladas en el desván de los recelos y los oprobios mutuos entre las grandes potencias económicas de nuestro tiempo.
NO será para nada un año fácil tampoco soy ni la primera ni la última analista en subrayarlo, existe una coincidencia prácticamente generalizada: a las constantes preocupaciones cotidianas –como individuos económicos- en el renglón de desahogar el bolsillo su suman muchas otras que escapan directamente de nuestro poder de decisión, pero que sin embargo, terminan golpeándonos indirectamente.
Hoy en día la principal premisa sobre de la mesa, para aventurar el derrotero de los meses venideros, descansa en un amasijo de variables geopolíticas. De ellas dependerá en gran parte la foto final de 2018.
Será un año plagado de desafíos, habrá que coser los hilos de la armonía, los que vinculan la estabilidad, el equilibrio con base al respeto del otro y de sus diferencias; al reconocimiento a los pactos y los acuerdos en pro de sostener el multilateralismo que tanto esfuerzo ha costado conseguir desde finales de la Segunda Guerra Mundial.
El devenir económico de los próximos doce meses también está muy condicionado a ese acertijo geopolítico porque una conflagración de Estados Unidos con Corea del Norte tiene por ende consecuencias en los petroprecios, en los commodities, en los mercados financieros, en el desempeño de las monedas como el dólar, el yen, el euro y el renminbi.
Esa volatilidad la va digiriendo la economía y el sistema financiero internacional hasta llegar al ciudadano de a pie de una u otra forma. No podemos obviar que existe un reclamo por el liderazgo global por parte de Estados Unidos ante competidores exigentes como China, Rusia y la Unión Europea.
El rearme seguirá en 2018, el presidente Donald Trump que se ha caracterizado por romper unilateralmente con los consensos globales está a punto de dar al traste con el Tratado sobre Misiles de Alcance Medio y Más Corto (INF) signado a finales de la década de 1980 cuando todavía existía la Unión Soviética pero ha prevalecido hasta la fecha con Rusia.
Aunque insisto pende de un hilo ya el propio presidente ruso Vladimir Putin ha amenazado en sendas ocasiones con dejarlo como protesta a la colocación de mísiles Tomahawk en Polonia. Pues muy pronto, no Putin sino Trump, podría dejar el INF inconcluso.
¿Habrá guerra? No tengo una bola de cristal en mis manos pero la relectura del clima geopolítico apunta a que habrá un conflicto bélico entre Estados Unidos y Corea del Norte.
Lo que puedo decir es que este mes de diciembre, China comenzó a construir cinco campos de refugiados en la frontera con Corea del Norte para albergar entre medio a un millón de personas provenientes de Norcorea. Lo hace en medio de la incertidumbre por una guerra que se atisba inminente y que podría provocar la caída de Kim Jong-un.
A COLACIÓN
Este 2018 será el año de Rusia no nada más por la Copa Mundial de Fútbol, también tendrá elecciones y Putin quiere la reelección quedarse en el poder hasta 2024 (Trump si gobierna ocho años estaría hasta 2025).
Rusia ocupará buena parte de la atención mundial no nada más por los hackers, las elecciones, Putin y el fútbol sino también por ponerse en el flechero de los atentados terroristas y porque debe avanzar con Ucrania en los Acuerdos de Minsk, bajarle la tensión a ese tema que además lo confronta con Estados Unidos y la Unión Europea.
China es el otro gran actor global entrampado en una pared llena de púas porque en una guerra entre Corea del Norte y Estados Unidos -justo a su vera- no puede quedarse cruzado de brazos viendo como lo estadounidenses promueven cambios regionales para favorecerles a ellos y a Japón.
La nación comandada por Xi Jinping es un gigante económico pero un enano político y militar en el concierto internacional y esa baza juega en su contra para ganarse el respeto (miedo) de los demás.
¿Las perspectivas económicas para 2018? Si todo se mantiene ceteris paribus como al día de hoy, el FMI pronostica un PIB mundial del 3.6%, las economías emergentes y de países en vías de desarrollo son las que continuarán jalando del carro con un crecimiento estimado del 4.8% mientras que los países más avanzados lograrán una media de 1.9% del PIB.
Ojo: China continuará desacelerando su crecimiento mientras la India amaciza su expansión. Por su parte, en América Latina y el Caribe la proyección del FMI es de un PIB promedio del 1.9 por ciento.
Directora de Conexión Hispanoamérica, economista experta en periodismo económico y escritora de temas internacionales