Por Alejandro Aguirre Guerrero
Siempre lo he comentado y sostenido: Javier Duarte y Karime Macías son inteligentes. Una cosa es que el ex gobernador sea presunto delincuente, y ella, percibida como cómplice del supuesto fraude a Veracruz, y otra muy distinta que ambos carezcan de astucia para hacer estrategia. Por el contrario, los dos, (y miren que los conocemos bien en el estado), son altamente capaces.
Javier Duarte y Karime Macías son personas letradas, hábiles y astutas. Durante su gestión como gobernantes de Veracruz ejercieron el poder a tope, y prácticamente, a reserva del último año y medio del sexenio, donde todo se les vino abajo, las cosas no les salían mal en términos generales.
La debacle del matrimonio Duarte-Macías arrancó, más o menos, un año antes de las elecciones. Cierto es que había problemas previamente, sin embargo, el tobogán de desgracias se concatenó unos doce meses antes de la jornada para renovar la Gubernatura, y tuvo, para ellos, su trágico desenlace con la victoria de Miguel Ángel Yunes en las urnas.
Me cuentan que cuando Karime Macías escuchó la tendencia ganadora e irreversible que el Órgano Electoral Estatal daba a Yunes Linares, no pudo contener las lágrimas por el impacto y lo que significaría la llegada del panista al poder, del odiado rival, del eterno enemigo.
Duarte y Macías desarrollan, sin duda, una evidente estrategia para intentar mantener la atención mediática nacional sin descuidar el orden jurídico. Son notoriamente asesorados para buscar llevar ambas vías de la mano.
Aunque la misma naturaleza del caso impediría que el tema perdiera vigencia en medios, la defensa de Duarte y el propio ex gobernador siempre han gustado de dosificar, a través de diversas ideas, su presencia con los lideres de opinión más escuchados.
Su desafiante actitud durante el juicio de extradición en Guatemala, el memorable “paciencia, prudencia…”, las dosificadas cartas a Ciro Gómez Leyva retando a su acérrimo Miguel Yunes, y claro, su huelga de hambre, son golpes mediáticos que se han efectuado por petición del propio Duarte a su abogado, Marco Del Toro, otro “viejo lobo de mar”.
La aparición epistolar de Karime Macías no es coincidencia. Por un lado, cumple con reclamar sus objetos personales confiscados en la bodega de Córdoba, incluyendo su “sí merezco abundancia”, pero principalmente, busca justificar ante la “vox populi” su autoexilio en Reino Unido.
Nada haría Karime sin que su esposo lo supiera, y viceversa. Están coordinados; se nota; no por nada controlaron Veracruz de manera contundente durante casi 6 años.
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