Las autoridades de una comunidad del sur de China con una importante implantación de la fe cristiana están obligando a los creyentes de la zona a descolgar de sus casas retratos de Jesucristo, cruces y otros símbolos religiosos para sustituirlos por cuadros con la efigie del presidente Xi Jinping.
Según informa hoy el diario South China Morning Post, miles de cristianos de la comarca de Yugan, situada en la provincia de Jiangxi, han cedido a estas presiones, algunos bajo la amenaza de dejar de recibir ayudas económicas para paliar su pobreza.
Las autoridades locales han lanzado una campaña de «transformar creyentes en la religión en creyentes en el Partido» que incluye la entrega de cientos de retratos del presidente Xi y visitas de líderes a comunidades pobres cristianas para convencerles de que cambien sus iconos domésticos.
«Muchos campesinos son ignorantes, creen que dios es su salvador, pero después del trabajo de los líderes se darán cuenta de sus errores y verán que ya no deben apoyarse en Jesús sino en el Partido Comunista», destacó el presidente de una de las asambleas locales, Qi Yan, citado por South China Morning Post.
El aumento de la concentración de poder en manos de un sólo líder, Xi Jinping, un proceso que no se daba en China desde la muerte de Mao Zedong hace 41 años, va acompañado de casos de culto a la personalidad del actual presidente que recuerdan a los que hubo en torno al Gran Timonel durante la Revolución Cultural (1966-76).
Es precisamente desde el fin de ese movimiento cuando distintas ramas del cristianismo fueron entrando en comunidades rurales y urbanas de algunas partes de China, formando una comunidad religiosa creciente que según algunas estimaciones ya supera a los 90 millones de miembros del Partido Comunista.
Durante el Gobierno de Xi ha habido un aumento de las presiones del régimen contra las creencias religiosas, como la retirada masiva de cruces cristianas en el este del país o numerosas medidas de limitación de la fe islámica en el noroeste, bajo la excusa de la lucha contra el yihadismo.
Fuente: Crónica