José Antonio Meade, aspirante a la candidatura presidencial del PRI a la Presidencia, reconoció que ha vivido horas emocionantes y con la esperanza y la ilusión de poder construir una alternativa, aunque no son 36 ni 48 horas, sino una trayectoria de 20 años, de construir, de consensuar, de dialogar, de plantear diferentes alternativas que encuentran ahora su causa y una transformación en estas últimas horas.
Señaló que la modificación de estatutos no llevó dedicatoria, pues tuvo el apoyo unánime de toda una asamblea, después de haber sido propuesta por cientos de priistas que en una mesa que tenía como objetivo justamente el revisar los estatutos; y es esa decisión la que hoy permite esta oportunidad de diálogo entre el partido y la sociedad, entre militantes y el simpatizante.
Acerca de la posibilidad de que los priistas rudos puedan fraguar una rebelión silenciosa contra los técnicos por la forma como se hicieron las cosas y por la traición a la exigencia de pureza sanguínea de abolengo histórico, descartó por completo esa posibilidad.
Respecto a Juana, su esposa, reconoció que prefiere que no la conozcan porque cuando la conozcan se van a dar cuenta que es mejor que él.
Sobre los adversarios de calibre, que enfrentará, como es el caso de Andrés Manuel López Obrador, dijo:
“Mira, no le temo a Andrés Manuel, estoy cierto de que le voy a ganar, y estoy cierto de que le voy a ganar porque hay una diferencia fundamental. En el caso de él, lo que hay es hambre de poder, y en el caso mío, lo que hay es ánimo de servir y de construir, y eso yo creo que es una diferencia fundamental que nos permite plantear experiencia y rumbo cierto frente a sobresaltos, y frente a una visión de un sólo hombre que no descansa en instituciones y ese, Pepe, es un debate que en este país superamos afortunadamente hace no muchos años, hace ya muchas décadas”.