El 30% de los alimentos en el mundo se desperdician, mientras el 11% de la población en el mundo sufre hambre, de acuerdo con datos de la organización de las naciones unidas para la alimentación y la agricultura (FAO).
Durante el foro “pérdida y desperdicio de alimentos en México”, que se realizó en el Senado, Fernando Soto Baquero, representante de la FAO en nuestro país, aseguró que el próximo año el INEGI levantará una encuesta entre las cadenas de producción sobre desperdicio de alimentos y sus resultados servirán para delinear políticas públicas, que reviertan este problema, para evitar que mexicanos sigan padeciendo desnutrición y desabasto de comida.
Tan solo en México se desperdician 10 millones 430 mil toneladas de alimentos cada año, lo que serviría para evitar el hambre que padecen más de siete millones de mexicanos, aseveró el Frente Parlamentario Contra el Hambre Capítulo México.
La senadora Lizbeth Hernández coordinadora de ese Frente dijo que se busca reducir las pérdidas y desperdicios de alimentos, lo que significa un beneficio incalculable para establecer un modelo de consumo y producción sustentable que garantice que ninguna familia padezca hambre.
Cada año se desperdicia 37 por ciento de los alimentos en México, según un cálculo basado en 34 productos de la canasta básica, como tortilla, arroz, atún y huevo, señalaron ponentes del foro “Desperdicio y Pérdida de Alimentos en México: Retos y Soluciones”.
El representante de la FAO en México, señaló que ha aumentado el hambre en el mundo, y alcanzó a 815 millones de personas.
“815 millones de personas en el mundo crecieron con hambre, pese a que la producción de alimentos es suficiente para cubrir las necesidades de todos los seres humanos del planeta”, lamentó.
Por ello aseveró que la Organización contribuirá para facilitar la introducción de políticas públicas en el país, y lograr un sistema alimentario sano, con la menor proporción de pérdidas posibles.
En materia de alimentación sana, destacó que en América Latina se pierde 50% de la producción de frutas y hortalizas, lo que implica, por ejemplo, que el costo de un kilo-caloría proveniente de verduras sea cuatro veces más costoso que una bebida azucarada.
Una alimentación sana debe incluir frutas y hortalizas, pero en América Latina se desperdicia la mitad de la producción, lo que impacta en los precios y un menor acceso de una parte importante de la población, señaló. (Crónica)