Con más de 50 acres de jardines «lujosamente diseñados», cerca de 500 «espaciosas y suntuosas» habitaciones, un spa de «clase mundial» y una «impresionante» piscina cubierta, el Ritz-Carlton en la capital de Arabia Saudita de Riad se encuentra entre los «Los hoteles de cinco estrellas más majestuosos», según su sitio web.
A menos que, por supuesto, formes parte del grupo de más de 30 miembros de la realeza y élites sauditas detenidos en este «elegante oasis», que ahora funciona como la prisión más extravagante del mundo.
El fin de semana, el príncipe heredero saudita Mohammed bin Salman llevó a cabo una ofensiva masiva de varios días, aparentemente para atacar la corrupción, bajo el decreto de su padre, el rey Salman. El príncipe heredero arrestó a docenas de hombres ricos, poderosos y prominentes, incluidos varios príncipes y ministros sauditas, sin cargos formales. Como señala The New York Times, la purga ha sido vista por algunos como un intento del príncipe Salman de consolidar su poder.
Mantener a esas figuras de alto rango en una celda real mientras son investigados habría sido visto como algo profundamente insultante, por lo que se hicieron otros arreglos.
«No podría haberlos metido en la cárcel», dijo un alto funcionario, según The Guardian. «Y él lo hubiera sabido. Así que esta fue la solución más digna que pudo encontrar».
Cada cuarto tiene una televisión, reproductor de DVD y un frigobar, entre otras amenidades.
Un mensaje publicado en el sitio dice: «Debido a circunstancias imprevistas, las líneas telefónicas y de internet del hotel están actualmente desconectadas hasta nuevo aviso».
La lista de huéspedes de este lujoso hotel incluyen al presidente estadounidense Donald Trump, quien expresó su apoyo a la reciente purga de Arabia Saudita, así como a la exsecretaria de Estado Hillary Clinton, al expresidente Barack Obama y a varios multimillonarios sauditas.
Fuente: Excélsior
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