Ver la Luna desde la azotea de un edificio del Centro Histórico de la Ciudad de México o acostarse a unos escasos metros de las cabezas de serpiente que vigilan la zona arqueológica del Templo Mayor y desde esas posiciones, escuchar con música y poesía cómo Octavio Paz describió las calles San Ildefonso, República de Argentina y Guatemala en 1976, es posible gracias al proyecto escénico Nocturno que se presentará hasta el 2 de diciembre en las calles por donde caminó el Premio Nobel de Literatura durante su juventud.
“La obra es un recorrido por distintos espacios. Arrancamos en el corredor del Templo Mayor, luego pasamos a San Ildefonso y finalmente a El Colegio Nacional. El punto de partida de este proyecto es el poema Nocturno de San Ildefonso de Octavio Paz y la intención es conmemorar la historia que vivieron estos espacios en los años 30 del siglo pasado cuando Paz estudió en San Ildefonso. También queremos acercar la obra del mexicano al público”, señaló Agustín Meza, director del proyecto.
Nocturno es realizado por la compañía de teatro El Ghetto y producido por El Colegio Nacional en colaboración con el Antiguo Colegio de San Ildefonso y la Autoridad del Centro Histórico, y se presentará los jueves, viernes y sábados hasta el 2 de diciembre en los horarios de 18:30 y 20:00 horas, para que los asistentes experimenten las sombras y murmullos que las calles del Centro Histórico despiertan de noche, mismos que inspiraron a Paz a escribir su poema.
PRIMERA PARADA. El acordeón suena, un teclado le hace compañía, dos parejas se recuestan sobre dos camas que han sido instaladas en el corredor de Templo Mayor, ahí, las mujeres que son alumbradas por un candelabro invitan a los transeúntes a acostarse, a mirar el cielo y a escuchar que en 1931 había niños que venían periódicos o que existió un pasado donde las calles eran canales y por eso aún suenan los ecos rotos de la historia de México.
“Me dijo que me acostara, que me quitara lo zapatos y yo no sabía pero empecé a hacerle la plática, después me pidió silencio y comenzó a recitarme un poema que hablaba de la noche y de las mujeres”, narró una turista española que la noche del pasado jueves caminaba por Templo Mayor y decidió aceptar la invitación de los actores a acostarse.
“Nosotros vivimos en la calle Manuel Doblado, aquí en el Centro, vamos a ver las ofrendas del Zócalo, pero mi hija quería acostarse, no entendía por qué había música y personas vestidas con trajes de otra época”, señaló una señora con su hija de nueve años, quienes por comentarios entendieron que lo que se estaba representando era un poema de un escritor mexicano.
SEGUNDA PARADA. Agustín Meza, director de la obra considera que el poema de Octavio Paz habla de México, de la cultura y nuestra riqueza en la poesía y lenguaje. “El personaje que es el propio Paz, es hermoso porque evoca la historia y con rabia a la política, evoca el Centro Histórico, la Catedral, estos espacios donde estudió y desde luego, habla de la noche”.
Cuando el acordeón calla, la voz de una mujer empieza a cantar boleros mexicanos para amenizar la caminata por la calle de San Ildefonso e ingresar al recinto que lleva el mismo nombre de la calle mencionada, ahí los actores aluden a la ciudad como aquella que inventa y anula signos que pueden ser semillas creativas de diferentes tipos, por ejemplo semillas de vida o semillas que crean palabras.
La segunda parada hace que las personas se pregunten ¿qué quiere la noche que yo haga?: Tengo las manos frías / los pies fríos/ -pero los alfabetos arden, arden. / El espacio / se hace y deshace. / La noche insiste, / la noche palpa mi frente, / palpa mis pensamientos / ¿Qué quiere?
TERCERA PARADA. El último escenario al que se ingresa es El Colegio Nacional, donde, para recordar los 150 años de la Escuela Nacional Preparatoria, los 25 años del Mandato del Antiguo Colegio de San Ildefonso y los 50 años de ingreso de Octavio Paz a El Colegio Nacional, los asistentes podrán tener una vista panorámica y nocturna de la Ciudad de México alumbrada sólo por la luna.
¿Somos los locos?, ¿sólo sabemos hacer bien una cosa?, ¿morir será caer o subir, una sensación o una cesación?, son preguntas que los actores lanzan al ritmo del danzón, tango y de movimientos que representan la muerte y resurrección, el dolor y baile, así como la luna y su metáfora como mujer.
En este punto, algunas personas buscan el final del poema de Paz que se ha repartido en hojas, lo leen en silencio y encuentran estos murmullos: Todavía estoy vivo. / El cuarto se ha enarenado de luna. / Mujer: / fuente en la noche. / Yo me fío a su fluir sosegado.
“Vivo en Amecameca y como quería dar un paseo en el Centro Histórico, aproveché para registrarme y ver Nocturno. Fue una obra muy diferente, romántica y a la vez muy original. Nunca había estado en algo como esto, recorriendo las calles con música y escuchando poesía”, señaló una asistente que después caminó a la plancha del Zócalo a ver las ofrendas del día de muertos.
-Para asistir a Nocturno los interesados deben registrarse de forma gratuita en https://nocturno.boletia.com/ La salida del recorrido es en el corredor del Templo Mayor. La duración de la obra es de 40 minutos.
Fuente: La Crónica de Hoy