La violencia en México cobrará el mayor número de muertes en los últimos siete años, advierte un reporte del Congreso estadounidense.
Redactado por el Servicio de Investigación Congresional (CRS, por sus siglas en inglés), el informe califica de ineficaz la estrategia anticrimen.
«En 2017, los homicidios han continuado en una espiral hacia arriba», destaca el reporte titulado «¿Por Qué Está Rebotando la Violencia en México?».
Proyecta que, de mantenerse la tendencia actual de homicidios, 2017 superará al 2011 -el peor del sexenio anterior- como el año más violento para el País.
«Las estadísticas preliminares de enero a septiembre muestran un incremento entre 20 y 30 por ciento respecto 2016.
«Si esta tendencia continúa México terminará el año con tasa de homicidios superior a 18 por cada 100 mil (habitantes), lo que haría a 2017 el año más violento en registro», lamenta el informe.
«Varios factores pueden estar motivando el pico de violencia, incluyendo la continua fragmentación del Cártel de Sinaloa, la competencia para satisfacer la floreciente demanda de heroína en EU y esfuerzos ineficaces de aplicación de la ley contra las organizaciones criminales transnacionales, tales como la remoción de capos criminales clave», asegura el reporte.
«El rebote de los asesinatos de 2017, a pesar de la remoción de más de 107 de los 122 más importantes criminales violentos de México, sugiere que esos líderes son reemplazables.
«Las organizaciones se fragmentaron pero no desaparecieron», apunta el documento del CRS.
Además de la crítica a la estrategia gubernamental anticrimen, el reporte califica a la corrupción como un problema perenne que golpea directamente a los cuerpos de seguridad.
Fechado apenas el pasado 8 de noviembre bajo la autoría de June S. Beittel, investigador del CRS, el informe utiliza las cifras del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública de México.
Según la investigación, las autoridades mexicanas han sido ineficaces en su estrategia de privilegiar a los jefes criminales más altos, lo que, junto con la fragmentación de los propios cárteles, ha impulsado la actual ola.
Fuente: Reforma