Turismo en Cataluña e independencia, ecuación negativa

Publicado por
Aletia Molina

La independencia de Cataluña tendría efectos sobre el turismo y no cabe duda de que serían negativos, lo que tendría repercusiones graves sobre sus resultados económicos. Esta tajante afirmación se sustenta en muchos años de estudio, desde que, en 1983, fui invitado por el servicio central de publicaciones de la Generalidad de Cataluña a colaborar en la redacción del Llibre blanc del turismo a Catalunya, trabajo dirigido por el economista Ángel Miguel Sanz. Precisamente me ocupé entonces del capítulo dedicado al análisis de los efectos de la actividad turística en la economía de Cataluña.

Mi experiencia en la estimación de tablas input/ output de las economías turísticas, unido a mis aportaciones sobre el cálculo de las cuentas fiscales del turismo eran las credenciales que, supongo, hicieron que me llamaran para ese proyecto, puesto que se trata de una especialización no muy común. De hecho, desde entonces he seguido trabajando en este campo tan concreto, lo que me ha permitido no perder la perspectiva de la posible influencia del turismo en las diversas comunidades autónomas, especialmente Cataluña.

La continuidad del análisis permite verificar la fuerte repercusión que tiene y tendrá en el futuro el turismo en la economía española, pero también en la mayoría de las comunidades autónomas, particularmente en Cataluña, ayer en una dinámica, a mi juicio injustificada, de búsqueda de la separación institucional de España.

En aquel primer Llibre blanc sobre el turismo se dedujo que la aportación del turismo de Cataluña al turismo de España sobrepasaba el 20% del total. Y que, a su vez, esa contribución de la actividad turística a la riqueza de Cataluña alcanzaba casi el 15% de su PIB. Ahora bien, desde entonces se ha producido un fuerte cambio, que ha supuesto que numerosas comunidades españolas vean cómo la aportación del turismo a sus economías crecía, tanto desde su contribución interna al PIB como en su apoyo a la renta turística española.

Así, se ha podido observar que, aunque los efectos económicos del turismo de Cataluña seguían creciendo en términos absolutos, en paralelo se ha producido una caída en valores relativos.

Primero, en cuanto a su contribución al PIB turístico español, descendiendo hasta el 16%; segundo, generando, solo el 11% de su propia renta.

Las actitudes actuales, que se caracterizan por no analizar con rigor e inteligencia la realidad de los hechos, que no están apoyadas en conocimientos y experiencias contrastadas sino motivadas por sueños aparentemente idealistas y ausentes de raciocinio y mesura, podrían tener efectos muy negativos en el futuro. Los análisis confirmados en los procesos estadísticos muestran sin ningún género de duda que cualquier voluntad y resultado rupturista es contrario al beneficio común.

En el contexto de las tendencias internacionales del turismo, es preciso considerar y contrastar la posible influencia que la independencia tendría sobre seis vectores de naturaleza económica.

En todos ellos se comprueba que el proceso de segregación solo puede producir mermas y fracasos. En ese sentido, se puede demostrar -por métodos experimentales- que se habrán de producir sensibles efectos negativos por influencia de todos y cada uno de los factores y elementos de la producción turística. En primer lugar, se estima evidente una caída en las llegadas de los flujos internacionales causada por una indiscutible influencia de variables negativas (actitudes, precios, incertidumbres, reducción de la oferta territorial, ampliación impositiva, etc.).

Segundo, habría un descenso de la actual demanda de viajeros residentes en España, que encontrarían numerosas razones de desinterés por el viaje vacacional a Cataluña. Tercero, habría una pérdida de cuota significativa del turismo empresarial, que se vería afectado por la desviación de reuniones, congresos, etc. Cuarto, se incrementarían, por parte de la población local, los viajes al extranjero, y a España, por el deseo de horizontes más abiertos.

En quinto lugar, habría una reducción también del turismo local en Cataluña, por efecto de la previsible caída del empleo de los residentes, y de la posible deslocalización, una previsión que confirman todos los estudios al respecto. Y, por último, el declive en la demanda global por deterioro de la expansión de la oferta, y la disminución de las inversiones en turismo, tanto nacionales como extranjeras.

Por tanto, podemos concluir esta reflexión estimando que, tras ponderar el conjunto de factores señalados, la caída de la producción turística en Cataluña alcanzaría una reducción superior al 20%, lo que significaría, sobre el dato actual de participación en el PIB turístico de España, un descenso de hasta el 12%, cuatro puntos menos que en la actualidad.

Fuente: eleconomista.es

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Aletia Molina