California fue declarado hoy en estado de emergencia para controlar un brote de hepatitis A, que ha ocasionado hasta el momento la muerte de 18 personas y el contagio de otras 580.
La medida tienen como objetivo aumentar el suministro de vacunas para inmunizar a la población, la herramienta más efectiva para prevenir la propagación del virus, según dijo en conferencia de prensa Karen Smith, directora de Salud Pública Estatal del Departamento de Salud Pública de California (CDPH).
El brote comenzó en noviembre de 2016 en el área de San Diego, en el sur del estado, en donde se ha registrado el mayor número de casos desde entonces, en concreto 490 infecciones, de las cuales 342 debieron ser hospitalizadas y 18 perecieron por el contagio del virus.
La hepatitis A es una enfermedad altamente contagiosa, especialmente entre personas desamparadas en situación de calle o que abusan de las drogas, para quienes las autoridades locales han implementado medidas como colocar baños portátiles.
El condado de Los Ángeles, con una de las mayores poblaciones de personas sin hogar en EU, declaró oficialmente el pasado 19 de septiembre que el brote había llegado a la región cuando identificaron dos casos no relacionados con el brote de San Diego.
El condado de Santa Cruz al norte de California, contabiliza más de 70 casos, 67 de los cuales eran de personas desamparadas.
En lo que va del año, las autoridades sanitarias de California han repartido unas 80 mil dosis de vacunas.
La declaración de emergencia permite al Departamento de Salud Pública de California la compra de vacunas adicionales directamente a los fabricantes.
«El pedido de hoy ayudará a asegurar que las comunidades puedan seguir entregando las vacunas donde más se necesitan», insistió Smith.
El último brote de hepatitis A que experimentó Estados Unidos fue en la ciudad de Mónaco, en Pensilvania durante el 2003, donde más de 900 personas terminaron contagiadas luego que un restaurante usara cebolla contaminada.
Fuente: Reforma