El conflicto abierto entre Cataluña y el Estado español sacó hoy a las calles a decenas de miles de personas, que expresaron su tristeza, su indignación, su rabia y hasta su odio más profundo por su adversario político.
En dos convocatorias por separado; por un lado se llenaron las plazas y las sedes de los ayuntamientos del país con concentraciones silenciosas con personas vestidas de blanco, en señal de paz y diálogo. Y, por el otro, en las manifestaciones más multitudinarias se exigió más dureza con el movimiento separatista y hasta prisión inmediata para los líderes independentistas que han dirigido en los últimos años el proceso de secesión unilateral de Cataluña.
Las dos convocatorias son una muestra de la profunda división que persiste en la sociedad española en torno al conflicto abierto con Cataluña.
Por un lado están los que defienden con más beligerancia la “unidad de la patria” y rechazan tajantemente cualquier convocatoria de referendo que suponga la división del país. Hoy fueron los más numerosos y llenaron las plazas de las principales ciudades del país.
La más multitudinaria fue la celebrada en Madrid, donde se congregaron más de 50 mil personas, según la Delegación del Gobierno.
Por el otro están los cada vez más ciudadanos que ante la espiral de desencuentros y violencia que rodea al conflicto catalán han decidido enarbolar la bandera del diálogo y la reconciliación.
En la Plaza de Colón de Madrid, uno de los centros de encuentro históricos de las grandes manifestaciones políticas de la derecha española, se congregaron decenas de miles de personas que inundaron de banderas españolas las calles. La mayoría iban vestidos de rojo, entre ellos había numerosos simpatizantes y líderes de la extrema derecha española, pero sobre todo había ciudadanos que están en alerta ante la declaración unilateral de independencia por parte de las autoridades catalanas, que la anunciaron para el próximo lunes.
En ese caso, aseguraron durante la manifestación, la “guerra será total”. De hecho entre las consignas que más corearon en Madrid fueron “Puigdemont a prisión” (en alusión al presidente catalán, Carles Puigdemont), o “España es una y no 51”, o “vivas” a la Guardia Civil y a la Policía Nacional por su actuación del pasado domingo durante el referendo, en el que tras una brutal represión resultaron heridas cerca de 900 personas.
El acto fue organizado y convocado por la Fundación Denaes y respaldado por distintas asociaciones como Convivencia Cívica Cataluña, Hazte Oír o el Foro de Guardias Civiles, que invocaron a la ciudadanía para “defender la nación, la Constitución y el Estado de derecho».
Esta convocatoria fue apoyada por el derechista Partido Popular (PP) y por Ciudadanos. Pero también fue respaldada por las agrupaciones de extrema derecha, como Falange Española o Democracia Nacional, que estuvieron presentes con banderas franquistas, simbología fascista y hasta hicieron el saludo nazi y entonaron canciones franquistas como “El cara al sol”.
Al final de la manifestación se dio paso a los discursos, entre quienes hablaron estuvo Francisco Caja, presidente de Convivencia Cívica Cataluña, quien aseguró que «esto no se soluciona con diálogo» y que «eso que se llama presidente de Cataluña tendría que estar en prisión».
También intervino el escritor José Javier Esparza, quien pidió un «reconocimiento a los agentes que se han visto vilipendiados por proteger la ley de España. Los cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado son el pueblo, son la nación”.
Uno de los líderes de la extrema derecha en España, Santiago Abascal, de la formación VOX, también tomó la palabra y advirtió: “España no se rompe, no lo vamos a permitir. Juramos que no aceptaremos pactos, diálogos, ni consensos con quienes han perpetrado este golpe contra España. Construiremos una España mas fuerte. Adoctrinaremos a nuestros hijos en el amor a todos los españoles, de todas partes”.
También hubo manifestaciones similares en las principales ciudades españolas, en las que también salieron a las calles decenas de miles de personas.
A sólo unos metros de la Plaza de Colón está la Puerta del Sol, donde al mismo tiempo, pero con muchísima menos gente, se estaba celebrando una concentración a favor del diálogo, la reconciliación y la paz, que fue convocada por un grupo de ciudadanos preocupados por la espiral de violencia que se ha esparcido en Cataluña.
La iniciativa surgió de forma espontánea en Barcelona y Madrid, y decidieron llamarla: “¿Hablamos? ¿Parlem?”, que es lo mismo en castellano y catalán. Y que resume el espíritu de la propuesta: reclamar a la clase política que se sienten a dialogar y que se resuelva la peor crisis en décadas en el país a través de la palabra y no de la violencia.
La iniciativa fue respaldada en decenas de plazas públicas y sedes de ayuntamientos de todo el país, si bien las concentraciones no fueron tan multitudinarias como ellos esperaban.
En cuanto a la salida de empresas de Cataluña por el temor a que una declaración unilateral de independencia suponga la salida de la Unión Europea de la región, hoy confirmó también su traslado de domicilio social una de las grandes corporaciones de la región y símbolo de la capital: Aguas de Barcelona (Agbar), que es una de las fuertes del sector hídrico y de infraestructuras, que se suma así a otras de las grandes empresas de la comunidad como CaixaBank -que hoy ultimó su operación de traslada a Valencia y Palma de Mallorca-, Gas Natural -que se va a Madrid-, Banco Sabadell -a Valencia-, entre otras muchas empresas que suman más de una veintena.
Fuente: La Jornada