El economista Luis de la Calle afirmó que México y Canadá deben permanecer en calma durante las negociaciones para la modernización del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), pues «la responsabilidad política y geopolítica de un posible abandono del Tratado debe ser única y exclusivamente del gobierno de Donald Trump y no de Canadá y México».
De la Calle señaló que una situación importante es hacerle ver al gobierno de Estados Unidos, que si el presidente Trump activa la cláusula de salida (artículo 2205), no hay regreso.
«Lo que no podemos nosotros permitir es que nos amenace y que implemente la salida, y después, en los seis meses, le demos todas las concesiones que él quisiera, tiene que estar consciente que México y Canadá están dispuestos a que Estados Unidos se salga del Tratado de Libre Comercio de América del Norte», aseveró.
Comentó que Estados Unidos tiene que tomar una decisión si quiere realmente una negociación que tenga probabilidad de éxito, pues no puede estar haciendo planteamientos como una cláusula de expiración en donde se indique que cualquier cosa que se llegara a concluir, sólo duraría cinco años.
«México y Canadá, desde mi punto de vista, en ningún caso deben aceptar un revisión del Tratado de Libre Comercio de América del Norte que sea contrario a nuestros intereses, incluso contrario a los de Estados Unidos», afirmó el analista.
Comentó que si se pretende una negociación que vaya a ser fructífera, se requiere encontrar una comunión de objetivos que hasta hoy en día no se tiene porque, asegura, Donald Trump, presidente de Estados Unidos, ha insistido en una visión en la que esa nación está perdiendo en el TLC, «lo que es un poco halagador, en el sentido de que piensa que no puede competir con México, pero es completamente falso, y tiene que proponer algo que sea mucho más constructivo».
Destacó que cada vez hay más aliados, porque muchas empresas estadounidenses, si bien no es que estén tratando de defender a México, ya se dieron cuenta que muchas de las propuestas de Estados Unidos son contrarias a sus intereses, por lo que el sistema político americano debe tener tiempo para procesar esa dinámica.