Los devastadores incendios que desde el domingo, en medio de un clima caluroso y seco y vientos fuertes, avanzan en el norte de California han dejado al menos 17 muertos y han arrasado más de 46.500 hectáreas, según los últimos datos facilitados por el Departamento Forestal y de Protección contra Incendios del estado. Además, no se esperan lluvias en al menos siete días.
Las 17 víctimas mortales por los incendios en California que se han confirmado hasta ahora se registraron en los condados de Sonoma (11), Mendocino (3), Napa (2) y Yuba (1), según datos oficiales. Las autoridades explicaron que al menos 1.500 edificios, entre viviendas y comercios, fueron destruidos por las llamas de 17 incendios diferentes que se han extendido por nueve condados del norte del estado.
Con este panorama, Donald Trump aprobó este martes la declaración de desastre en California por estos fuegos, lo que facilitará la intervención de ayuda y el envío de recursos federales para sofocar los fuegos después de que este lunes el gobernador, Jerry Brown, firmara el estado de emergencia en las áreas afectadas. «En nombre del presidente de EE.UU., quiero asegurar a California que trabajaremos estrechamente con el gobernador Brown y apoyaremos a los valientes servicios de intervención inmediata», señaló el vicepresidente, Mike Pence, quien se encuentra en California y ha estado en contacto con los responsables de emergencia del estado. Por su parte, Brown dijo que la Agencia Federal para el Manejo de Emergencias (Fema) respondió de inmediato al requerimiento de California para combatir «estos terribles incendios», y agradeció «la rápida respuesta» del presidente Trump.
Los cuerpos de emergencia aseguraron que los potentes vientos que ayudaron a que el fuego se propagara han perdido fuerza, lo que unido a la bajada de las temperaturas contribuyó a que los bomberos progresaran en sus labores para controlar los incendios durante la pasada noche. No obstante, las autoridades admitieron que las condiciones de sequía y viento continúan siendo un motivo de preocupación para contener las llamas.
Fuente: La Vanguardia