Esta semana inician las reuniones anuales de otoño del Fondo Monetario Internacional (FMI), en Washington, DC. Estas serán las últimas reuniones a las que el Doctor Agustín Guillermo Carstens Carstens asistirá en calidad de Gobernador del Banco de México. Esto se debe a que este 30 de noviembre dejará de ser la cabeza de nuestro Instituto Central para tomar las riendas del Banco de Pagos Internacionales (Bank for International Settlements o BIS), cuyas oficinas se encuentran en Basilea, Suiza. El BIS, también conocido como “banco central de los bancos centrales”, es un organismo multilateral que entre muchas otras funciones, coordina los esfuerzos de regulación bancaria y financiera global. Tal es el caso de los “Acuerdos de Basilea”, que sirven de estándar internacional para poder lograr un mundo con mayor estabilidad financiera. Cabe señalar que el Dr. Carstens será la primera persona proveniente de un país emergente que dirige al BIS. El legado de Carstens en su paso por el Banco de México como Gobernador es muy amplio, por lo que destacaré solo cinco aspectos que considero altamente relevantes, salvo la última que es más un tema a nivel de anécdota para destacar el nivel de detalle del Dr. Carstens:
(1) La inflación llegó por primera vez al objetivo del Banco de México de 3 por ciento, de manera sostenible. Si bien la inflación general ya había tocado el objetivo de 3 por ciento en febrero de 2006, desafortunadamente solo fue por un breve periodo y requirió de varios años más de esfuerzos para que la tasa anual de crecimiento del Índice Nacional de Precios al Consumidor (INPC) llegara a 3 por ciento de manera sostenida (24 meses consecutivos) y considero que también sostenible. Actualmente la inflación se encuentra muy por arriba del objetivo de inflación, alrededor de 6.4 por ciento. No obstante lo anterior, han sido componentes exógenos al banco central los que han explicado un alto porcentaje de la divergencia temporal del objetivo de inflación. En particular, la fuerte depreciación del tipo de cambio a finales del año pasado e inicios de éste -debido al alto grado de incertidumbre que generó el resultado de la elección presidencial en EU-, y los incrementos significativos en los precios de la gasolina y el gas LP, cuyo proceso de liberalización desafortunadamente se efectuó en un momento complicado a nivel internacional para los precios de estos productos. En este sentido, como he comentado con anterioridad, considero que la inflación anual ya tocó su nivel más alto en 6.66 por ciento en agosto de este año y ya ha retomado una tendencia convergente al objetivo de 3 por ciento -incluyendo el intervalo de variabilidad de 1 punto porcentual-, que probablemente se alcance en la segunda mitad del año que entra.
(2) México fue el primer país en el mundo en cumplir con Basilea III. La fuerte regulación bancaria y financiera que surgió a partir de la crisis mexicana de 1994-1995 (“Tequila crisis”) fue criticada en muchas ocasiones por su alto grado de astringencia. Sobre todo en un país con bajo nivel de penetración crediticia. No obstante lo anterior, esto no solo nos ha permitido tener un sistema financiero sano, sino que a la luz de la tendencia regulatoria global -particularmente después de la crisis económico-financiera global de 2008-, pudimos ser el primer país en dar cumplimiento a los requerimientos de capital y liquidez de Basilea III. El Dr. Carstens estuvo cerca de estos procesos a lo largo de los años y recientemente tuvo a bien llevar a cabo los ajustes necesarios para poder lograr contar con dicha certificación global en tiempo récord.
(3) Fundó el Consejo de Estabilidad del Sistema Financiero. Después de la crisis económico-financiera del 2008-2009 quedó muy claro que era necesario mantener canales de comunicación interdisciplinarios para tener más información sobre los sectores que podrían hacer más vulnerable al sistema financiero y de preferencia, poder prevenir alguno de estos problemas. En el caso de México, a pesar de tener una regulación bancaria avanzada, el caso de los derivados financieros “tóxicos” de algunas empresas grandes dejó claro que también se necesitaba adoptar un enfoque multidisciplinario.
En este sentido, el Dr. Carstens, junto el Secretario de Hacienda Videgaray fundaron el Consejo de Estabilidad del Sistema Financiero, que mantiene reuniones periódicas y está integrado por representantes de la Secretaria de Hacienda y Crédito Público, la Comisión Nacional Bancaria y de Valores, la Comisión Nacional de Seguros y Fianzas, la Comisión Nacional del Sistema de Ahorro para el Retiro, el Instituto para la Protección al Ahorro Bancario y el Banco de México.
(4) Abonó de manera importante a la comunicación de política monetaria, así como a la transparencia y divulgación del banco central y sus funciones. En este sentido, destaco la publicación de la minuta de las reuniones de política monetaria, así como la renovación del sitio de Internet, la adopción de redes sociales y la promoción de premios de investigación a nivel bachillerato, universidad y posgrado.
(5) Llevó a cabo una “corrección ortográfica” al nombre de nuestra autoridad monetaria. El logotipo oficial del Banco de México consta de las letras “B” y “M” entrelazadas, pero también de “BANCO DE MEXICO”, con la misma tipografía, pero sin acento, a la usanza antigua cuando algún texto se encontraba escrito con mayúsculas. Dentro de los primeros cambios que llevó a cabo Agustín al ser nombrado Gobernador fue incorporar el acento en la “e” mayúscula para que dijera “BANCO DE MÉXICO”.
Aprovecho estas últimas líneas para desear mucho éxito a Agustín Carstens en las nuevas responsabilidades que está a punto de tomar. Estoy seguro de que desde esa nueva posición continuará aportando ideas y soluciones para los múltiples y complejos problemas de la arquitectura financiera global y seguirá poniendo el nombre de México en alto.
*El autor es director general adjunto de Análisis Económico y Relación con Inversionistas de Grupo Financiero Banorte y presidente del Comité Nacional del Estudios Económicos del IMEF. Las opiniones que se expresan en esta columna no necesariamente coinciden con las del Grupo Financiero Banorte, ni del IMEF, por lo que son responsabilidad exclusiva del autor.
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