Las agresiones en serie de Bill Cosby, las acusaciones de Tippi Hedren contra Hitchcock, el polémico rodaje de El último tango en París, la condena por violación a una menor de Roman Polanski… La historia de Hollywood está trufada de escándalos sexuales. Casi todos ellos contienen un marcado acento machista. Ronan Farrow (Nueva York, 1989) fue víctima colateral de uno de los casos más sonados, y ahora ha sido el encargado de destapar el último caso de esta lista con su reportaje de investigación para la revista The New Yorker sobre los abusos del productor Harvey Weinstein. Se toma así la revancha contra el hombre que resucitó la carrera de su padre y contra un Hollywood que miró hacia otro lado.
Dos décadas más tarde, Ronan Farrow se ha convertido en activista, asesor político y reportero, además de posicionarse como el mayor defensor de su madre en un conflicto que todavía no ha llegado a esclarecerse. En mayo de 2016, mientras el realizador presentaba con todos los honores en el Festival de Cannes su película Café Society, Farrow firmaba un artículo de opinión en The Hollywood Reporter titulado: “Mi padre, Woody Allen, y el peligro de las preguntas sin hacer”.
Ocurría poco después de que dos de sus hermanos protagonizaran un nuevo conflicto. Dylan denunciaba haber sufrido abusos sexuales por parte de Allen siendo una niña. Pero Moses, otro de los hijos adoptivos de la pareja, aseguraba que esa acusación era un falso recuerdo fruto de las manipulaciones y el despecho de Mia Farrow. Ronan decidía creer a su hermana y denunciaba la pasividad general ante este tipo de testimonios. “Los medios tradicionales y su lenta evolución han colaborado a la hora de crear una cultura de la impunidad y el silencio. Amazon ha pagado millones de dólares para trabajar con él mientras que actores y actrices, incluidos algunos a los que admiro profundamente, continúan encabezando sus repartos. No es nada personal, me dijo una vez uno de ellos”, aseguraba en la publicación. El discurso, que bien podría referirse a Harvey Weinstein, fue el inicio de su particular ajuste de cuentas.
Muy pocas semanas después de firmar este texto, Ronan Farrow iniciaba una investigación que se ha prolongado durante más de un año para desenmascarar al que era hasta ahora uno de los hombres más poderosos en la industria del cine. El periodista había comenzado a trabajar en la cadena NBC después de que su rostro se hiciera mundialmente conocido en 2014, cuando su madre insinuó que el verdadero progenitor de Ronan era su primer marido, Frank Sinatra.
Tras meses recopilando testimonios de mujeres dispuestas a acusar a Weinstein, el canal de televisión decidió no emitir su reportaje, alegando, a pesar de todas las pruebas existentes, que la historia no estaba lo suficientemente bien atada. Los jefes de Farrow le dieron libertad para proponer el tema a otro medio y él continuó trabajando en el asunto para The New Yorker. Fue entonces cuando descubrió que un equipo de reporteras de The New York Times también estaba entrevistando a algunas de esas actrices y persiguiendo su misma exclusiva.
Jodi Kantor, autora del libro The Obamas, y la finalista del premio Pulitzer Megan Twohey lanzaron su artículo el 5 de octubre en el periódico estadounidense. La actriz Ashley Judd y varias exempleadas de Weinstein cuentan en él sus experiencias con el productor en un texto que hace referencia a “acoso sexual y contacto físico no deseado”. Ronan Farrow publicó cinco días más tarde, aunque logró una mayor repercusión al incluir en su escrito la palabra “violación”, con las explícitas de declaraciones de la intérprete y directora Asia Argento. Desde entonces, Angelina Jolie, Gwyneth Paltrow y otras estrellas femeninas se han atrevido a contar lo que hasta el momento callaban. La calculada venganza de Farrow es un relato que el otrora todopoderoso Weinstein podría haber convertido en una película ganadora del Oscar.
Fuente: El País