Un mar de cepillos de dientes, tenedores, cucharas, platos y botellas de plástico. Esa es la imagen que ha captado la fotógrafa y activista británica Caroline Power entre las islas de Roatán y Cayos Cochinos, en el Caribe hondureño. «Ver que se asesine y asfixie lentamente algo que me importa tanto fue devastador», ha dicho Power al diario británico The Telegraph.
«Esto tiene que detenerse, piensen en sus vidas diarias. ¿Cómo se llevaron a casa la comida sobrante la última vez que comieron en un restaurante? Es probable que [el envoltorio] fuera espuma de poliestireno, se sirviera con un tenedor de plástico y luego la pusieran en una bolsa de plástico», ha escrito Power en Facebook. La publicación, del pasado 16 de octubre, ha sido compartida más de 2.770 veces y ha tenido más de 1.100 reacciones en esa red social.
La fotógrafa, que se especializa en imágenes submarinas, ha explicado que el hallazgo se produjo durante un viaje de buceo a unos islotes que son conocidos porque apenas rebasan el nivel del agua y permiten a las exploraciones avistamientos «prístinos». «Observar la basura y los desechos fue descorazonador», ha detallado la fotógrafa.
La organización ambientalista Blue Planet Society ha argumentado que la causa del llamado «mar de plástico» es la basura arrastrada por el fronterizo río Motagua desde Guatemala a las costas hondureñas. Ambos países han tenido roces en los últimos tres años por la contaminación del afluente.
«El Gobierno de Honduras lamenta que a pesar de los distintos acercamientos ante el Gobierno de Guatemala y los esfuerzos que se han venido realizando, los mismos no han sido suficientes (…) y aún no se ven resultados concretos y palpables», ha expresado la Secretaría hondureña de Relaciones Exteriores en un comunicado que se divulgó el pasado 23 de octubre.
Tegucigalpa ha exigido la mitigación de los daños y una indemnización por «la inversión que el Gobierno ha realizado». El presidente guatemalteco, Jimmy Morales, ha dicho al diario Prensa Libre que ha platicado con su homólogo hondureño sobre las tareas para combatir este problema, pero que «aún no están definidas».
Fuente: El País