Diario de un reportero
Ramsés Ancira
Por el frente, el edificio ubicado en Bolívar 168, Colonia Obrera, lucía moderno y enigmático debido a los cristales oscuros que constituían su fachada, por lo mismo no se veía que la estructura fuera particularmente pesada; sin embargo el costado hacia el sur revelaba un descuido de varios años sin pintura. Esto solo era un indicio, lo más realmente grave era que se hicieron modificaciones estructurales que causaron la muerte de al menos 12 mujeres y tres hombres.
“M Hilo”, “Línea Moda Joven”, “ABC Toys Company S.A. de C.V.”, “SEO Young Internacional S.A. de C.V.”; “New Fashion” y “Dashcam System S.A. de C.V.” eran las seis empresas que estaban registradas en el edificio ubicado entre dos inmuebles de uso federal: en el costado norte la escuela primaria Simón Bolívar y en el sur, sobre la calle de Chimalpopoca, el estacionamiento de la Procuraduría Agraria.
Imágenes captadas por teléfonos móviles de particulares muestran que el edificio cayó hacia el costado derecho, hacia el estacionamiento, de manera que no tenía sobre que apoyarse.
En cambio el edificio estaba coronado por antenas de radiocomunicación que quedaron enteras tras el desplome. La Secretaría del Trabajo de la Ciudad de México, cuya titular es la ex gobernadora de Zacatecas Amalia García, precisó los nombres de las empresas que ocupaban el edificio administrado por Inmobiliaria Inmóbico SA de CV, pero no se ha informado si el peso de estas pudo contribuir al derrumbe.
Un reportaje realizado por Mónica Villanueva, del Sol de México, revela que 13 años antes, el ingeniero Óscar López Batís del Centro Nacional para la Prevención de Desastres había elaborado un dictamen donde se recomendaba realizar reparaciones. En ese entonces el edificio era ocupado por oficinas del gobierno federal, concretamente se habla de la Procuraduría Agraria y del entonces Instituto Federal Electoral. Estas instituciones lo habrían dejado por los riesgos que representaba, lo cual no fue obstáculo para que las ocuparan esas seis empresas privadas, en las cuales murieron tres de los empresarios, todos ellos de origen extranjero.
De acuerdo a este reportaje las modificaciones se hicieron en la azotea, donde se ubicaban las antenas, y las cargas no estaban ubicadas en el soporte de las trabes, por eso la rapidez y la magnitud del colapso.
Bolívar 168 es quizá el edificio derribado donde más rápidamente se reunieron civiles para intentar buscar rescatar a personas con vida dentro de los escombros, pero también donde más urgencias demostraron para utilizar maquinaria pesada. El 21 de septiembre autoridades de la Ciudad de México informaban del rescate de 21 cuerpos sin vida. También se informó que otras habían muerto en hospitales.
Sin embargo la Procuraduría de la Ciudad de México y Locatel sólo tienen registradas 15 víctimas, entre los cuales se encuentran claramente identificados los empresarios Kyong Jea Lee, de origen coreano, el paraguayo de origen taiwanés José Lin y el argentino de origen judío Jaime Asquenazi. La mención de sus orígenes étnicos no pretende de ninguna manera discriminar, mucho menos en la muerte, sino resaltar que ellos al menos están plenamente identificados, lo que no ocurre con las víctimas femeninas.
Las 12 mujeres muertas de Bolívar y Chimalpopoca a las que se ha podido identificar con plenitud, en la mayoría de los casos estaban registradas en el seguro social. Las sobrevivientes de las empresas de las industrias textiles recibieron el pago de sus honorarios devengados en un estacionamiento cercano al inmueble colapsado y la familia del empresario Askenazi, un hombre reconocido en la comunidad judía de México por su trabajo social, se ha comprometido a darles a los deudos de las personas fallecidas, una indemnización muy superior a la que obliga el seguro social.
¿Pero qué sucede con las que no lo estaban? Se conoce el nombre de las 4 mujeres taiwanesas incluidas entre las 12 víctimas femeninas. El 21 de septiembre se informaba de un total de 21 cuerpos, pero al 16 de octubre ya solo se hablaba de 15 en total ¿Qué ocurrió con las otras seis? ¿Quiénes son las personas que murieron en los hospitales?
En estricto sentido las mujeres de esas fábricas no eran costureras, como sí lo fueron muchas de las víctimas del otro 19 de septiembre, el de 1985, sino contadoras, pegaban bisutería a los vestidos o diseñaban los cortes de vestidos. De hecho la razón de que no haya un mayor número de muertes puede deberse a que algunas de ellas trabajaban con catálogos de ventas fuera de la fábrica.
Organizaciones feministas se concentraron en este inmueble para intentar prestar ayuda, pero elementos del ejército, los primeros en llegar, las despojaron de sus herramientas, aseguran. Cuando fue la Marina la que se hizo cargo y las mujeres preguntaban a donde serían trasladadas las personas heridas, los elementos les respondían que no sabían porque ellos no eran de aquí. Finalmente el predio fue rodeado por un número tal de granaderos, que más que custodiar el lugar de un siniestro, parecían estar resguardando el tesoro de Moctezuma.
El miércoles 20 de septiembre, 24 horas después del sismo, acudió al lugar el secretario de gobernación, Miguel Osorio Chong, pero el área todavía se encontraba bajo control de los civiles, quienes lo echaron con gritos y relativa violencia. (Fuente https://www.youtube.com/watch?v=x0v1zXWFdHw)
La urgencia de meter maquinaria pesada, donde se sospechaba que todavía hubiera sobrevivientes, difícilmente pudo ser frenada por los civiles que intentaban ayudar, pero esto no pudo prolongarse más que unas horas, porque pronto fueron desalojados. Aun así hay que reconocer que el exceso de voluntarismo también podría resultar en un estorbo más que en ayuda para el trabajo de los expertos.
Más allá de los hechos controversiales, que dependen de la subjetividad de los espectadores, las autoridades federales y locales nos deben un reporte confiable de las desaparecidas en las fábricas y sobre los responsables de arrendar un inmueble que no cumplía con los requisitos legales para ello.