Las carnitas y las tostadas de pata podrían ser un punto a favor de México en la modernización del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), pues el país es el mejor mercado para los porcicultores estadounidenses.
Si el tratado se terminara, entonces, Estados Unidos perdería el arancel cero de un mercado que se queda con el 31 por ciento de sus ventas por volumen y el 20 por ciento por valor, según los registros de US Pork.
Tan sólo el año pasado, las 730 mil toneladas de cerdo que Estados Unidos exportó a México rompieron el récord histórico y representaron 2.6 veces lo que el vecino del norte vendió a México apenas en 2007.
Frente a estas cifras es que los productores de cerdo de Estados Unidos han mostrado su preocupación ante las propuestas proteccionistas del presidente Donald Trump, que buscan darle mayor control al comercio.
“Las exportaciones de cerdo a México han creado más de nueve mil empleos en Estados Unidos, según Dermot Hayes, economista de la Universidad estatal de Iowa. Perder el mercado mexicano sería cataclísmico para la industria porcícola estadounidense”, advierte el Consejo Nacional de Productores de Cerdo de ese país.
Las crecientes importaciones de cerdo estadounidense no tienen contentos a los productores mexicanos, quienes a finales de septiembre interpusieron una demanda por dumping a las compras de pierna y espaldilla de cerdo proveniente de Estados Unidos y Canadá, pues consideran que llegan a precios inferiores al costo de producción.
“Esto representa serios daños económicos a los porcicultores nacionales, los conduce a la ruina y constituye un freno a nuevas inversiones nacionales”, dijo el presidente de la Organización de Porcicultores del país, Heriberto Hernández.
Como México es un gran importador de carne de cerdo de Estados Unidos, sobre todo pierna, si el acuerdo comercial se acaba, entonces, los porcicultores mexicanos podrían ser los ganadores, pues de las cerca de dos millones de toneladas que consume México cada año, el 45 por ciento son importaciones y la mayoría de ellas procede de Estados Unidos.
Para cubrir este porcentaje en su totalidad, pasarían cerca de dos años para que las empresas mexicanas puedan adquirir vientres y elevar su producción.
“El sector agropecuario está listo para poder atender la demanda, claro, no de inmediato, tendría que ser de manera gradual, pero en menos de dos años estamos listos con toda la producción que podamos tener”, aseguró Alejandro Ramírez, director de la Confederación de Porcicultores Mexicanos.
Empresas líderes, como Bafar o Grupo KUO (Kekén), salen a la palestra como compañías con la capacidad de suplir parte de las importaciones que se necesiten.
En lo que va del presente año, las acciones de KUO han subido 11.40 por ciento a 38.99 pesos, mientras que las de Bafar han avanzado 2.8 por ciento para ubicarse en 37.50 pesos. (El Financiero)