Los fuegos artificiales dan colorido a las Fiestas Patrias, sin embargo también pueden dar paso a una tragedia y convertirse en una amenaza de quemaduras, lesiones, amputaciones o hasta de muerte, debido a su inadecuada manipulación.
Desde los días previos al Grito de Independencia es común ver el comercio de cohetes conocidos como palomas, abejas, garras, cañones, brujas o chifladores, de origen nacional, hasta huevos de dragón, camelias y mariposas de procedencia china, pese a que la Ley Federal de Armas de Fuego y Control de Explosivos prohíbe la venta de éstos sin el permiso correspondiente.
Incluso, las luces de bengala pueden ocasionar lesiones que dejen enrojecimiento de la piel, ámpulas o ampollas, ardor e hinchazón o heridas de diversos tipos.
A pesar de que son una tradición mexicana, los efectos a la salud son adversos como quemaduras que pueden ser graves, lesiones auditivas, pérdida de extremidades, o en los casos menos riesgosos irritación de ojos y de las vías respiratorias.
La venta clandestina de cohetes a cualquier persona, incluyendo menores de edad, y el almacenamiento de material pirotécnico representan una amenaza por las posibles explosiones.
La pirotecnia fue introducida en América por los conquistadores españoles. Las culturas de esa época daban culto al fuego, pues lo consideraban una deidad y le ofrecían rituales y celebraciones.
En México es una actividad que se lleva a cabo en 28 entidades y el mayor productor de artefactos pirotécnicos es el Estado de México, donde sobresalen los municipios de Tultepec, Zumpango, Almoloya de Juárez, Ozumba, Texcoco, Chimalhuacán y Axapusco. En la entidad se encuentra el Instituto Mexiquense de la Pirotecnia, el único organismo público en todo el país dedicado a la pirotecnia.
Por ello, las características de la producción de material pirotécnico y la falta de regulación y control de actividades en la comercialización y uso de fuegos pirotécnicos han implicado accidentes en los que predominan las explosiones, con pérdidas humanas, lesionados y colapsos parciales y totales de las instalaciones donde se almacenaban y producían.
Los juegos pirotécnicos son artesanías que se elaboran con pólvora para producir explosiones de manera controlada, efectos luminosos, humo de colores y sonido con fines recreativos y se les conoce como fuegos artificiales
Existen diversos tipos de pirotecnia como los de juguetería, los cuales utilizan poca cantidad de pólvora y está dirigidos al público en general, y no representan gran peligro.
Además los fuegos artificiales ante audiencia cercana, conocidos como “lluvia fría”, no causan daño y generan poco humo y los fuegos artificiales en exteriores, que se utilizan en lugares amplios y abiertos, por lo general en grandes celebraciones y deben ser manejados por expertos.
El Centro Nacional de Prevención de Desastres (Cenapred) señala que la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) es la única autoridad que otorga la autorización para utilizar la pirotecnia, a través de la Dirección General del Registro Federal de Armas de Fuego y Control de Explosivos.
La misión de este organismo es regular las actividades enmarcadas en la ley sobre armas y cartuchos; registro, licencias, clubes y colecciones, explosivos y pirotecnia, transporte especializado, asó como sustancias químicas.
El organismo precisó que los grupos con más riesgo de sufrir afectaciones por los cohetes son los menores de entre cinco y 14 años de edad, y que es en diciembre cuando aumenta hasta en 300 por ciento la atención médica por quemaduras ocasionadas por los juegos pirotécnicos.
Detalló que las lesiones más frecuentes se presentan en dedos, ojos, cara y cabeza, y advirtió que el material pirotécnico que no se debe comprar son los conocidos como rata blanca, caras de diablo, R-15 y pata de mula o súper cañón.
Con el propósito de contribuir a reducir los riesgos durante la gestión de la actividad pirotécnica, el Cenapred elaboró la Guía para el Almacenamiento Temporal y el Uso de Juegos Pirotécnicos en Exteriores, en la que se establecen recomendaciones generales de seguridad para el almacenamiento temporal de los diferentes tipos de fuegos artificiales o juegos pirotécnicos.
Así como para su uso en celebraciones religiosas, culturales, cívicas o de cualquier otra índole, que son realizadas en el exterior de las construcciones o edificaciones y para talleres pirotécnicos.
El Cenapred sugiere que en caso sufrir accidentes o quemaduras, si la ropa de alguna persona se prende, se debe cubrir con una manta o hacer que ruede por el suelo; lavar la parte afectada con agua fría y limpia; no aplicar pomadas, cremas u otro producto; cubrir la herida con paños o toallas limpias e ir al centro médico más cercano.
En tanto, si alguna persona sufre un accidente ocular, no se debe intentar curar, es necesario cubrir el ojo con una gasa y acudir a recibir la atención de un doctor.
Para el manejo seguro de juegos pirotécnicos, recomienda que los menores de edad no deben comprarlos ni manipularlos, y en caso de que no exploten se deben mojar, es necesario encenderlos en el suelo; utilizar un soporte que permita su salida libre y vertical, no introducirlos en botellas o envases, nunca guardarlos en los bolsillos de la ropa y evitar almacenarlos.
Además, aconseja quemarlos de uno en uno, no extraerles la pólvora, no dirigirlos a personas, animales o árboles y no llevárselos a la boca.
Por ser una costumbre tan arraigada en las fiestas patronales, es difícil eliminar el uso de la pirotecnia, pero lo importante es prevenir afectaciones a la salud de la población al utilizarla y generar conciencia sobre los riesgos inherentes a la fabricación, uso, venta, transporte, almacenamiento, exhibición y quema de este tipo de artefactos.
Fuente: Zócalo