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Olvidos fatales. Por Carlos Ferreyra

Publicado por
José Cárdenas

Al mirar la relación de empresarios comprometidos con el auxilio a la población, encuentro entre ellos al llamado Grupo México, la minera autora del envenenamiento de las aguas de los ríos Sonora y Bacanuchi el 6 de agosto de 2014, afectando, hasta la fecha, a siete comunidades.

Mediante trampas sin fin, la empresa se libró de todo castigo, indemnizaciones y correcciones en su vertedero de aguas contaminadas en las fuentes de abastecimiento de agua potable de varias poblaciones, inclúyase Cananea, donde además cerró un hospital dejando desamparados a los trabajadores enfermos por su labor en las minas.

Una comisión especial creada en la Cámara de Diputados estableció que Grupo México no ha monitoreado sus responsabilidades de higiene industrial para identificar, evaluar y controlar los riesgos de salud de los mineros, especialmente por su exposición a los polvos minerales.

Cananea, afirma una denuncia pública, vive en medio de una nube de polvo blanco, corrosivo, que ha incrementado el número de enfermos por leucemia y silicosis pero a los que se les niega el servicio de salud. Para evitarlo, si eran empleados de la empresa se les despidió.

A raíz de una huelga declarada inexistente en 2007, las autoridades dejaron sin empleo a los laborantes de la sección 65, 850 trabajadores a los que se sumaron tres mil más, jubilados y sus respectivas familias. De un tajo el empresario resolvió el costo de jubilaciones y futuras pensiones.

Los así desamparados han ido muriendo porque Grupo México no los registró jamás en el IMSS y, obvio, no cuentan con atención médica mucho menos con los medicamentos necesarios para paliar sus males. Y para certificar el espíritu esclavista e inhumano de la empresa, cerró el Hospital General de El Ronquillo, que contaba con 600 medicamentos básicos Para atención de enfermedades crónico—degenerativas de la industria, como la silicosis.

Atentos como suelen serlo, los diputados emitieron un exhorto para que interviniera el gobierno del estado y obligara a la mina Buenavista del Cobre a cubrir las cuotas patronales y en esa forma proteger a los mineros enfermos. Eso fue en 2013… los dueños de Grupo México siguen riendo hasta la fecha.

Los datos son horribles: a partir del cierre de El Ronquillo, han muerto 300 mineros retirados, en el entendido de que una vez muerto el titular se retira el servicio médico a la viuda y a los demás dependientes. Sin apelación.

Los legisladores involucrados en el tema que hicieron una inspección en la zona del río Sonora, decidieron que la cantidad de sílice de cuarzo respirable en la planta de Cananea llega a 1.2 miligramos por metro cúbico, rebasando diez veces el máximo permisible según las normas oficiales mexicanas.

Habrá que aclarar que diputados y senadores no son especialistas en el tema, por lo que debieron atenerse a las declaraciones de los residentes, y que los datos que debieron recabar es el uso de materiales prohibidos así como el número de enfermedades consecuencia del tajo a cielo abierto para la explotación del cobre.

La historia de Grupo México es amplia y nada positiva. En febrero de 2006 explotó la mina de Pasta de Conchos, un sitio en el que los trabajadores se quejaban en forma insistente que las concentraciones de gas eran muy superiores a las que les garantizaban relativa seguridad.

El 16 de ese día quedaron sepultados 65 mineros a los que la empresa se negó a rescatar aduciendo que una institución gringa, especialista en este tipo de accidentes, había decretado que era imposible encontrar a nadie con vida. Apenas fueron rescatados dos cuerpos luego de varios meses de hurgar en la parte exterior del socavón.

Como en el caso de los dos ríos, que siguen contaminando y provocando enfermedades cutáneas y de otro tipo, Grupo México rechazó las indemnizaciones y las pensiones para los afectados y sus familiares.

Barroterán, 1969. Una explosión de gas grisú en la mina propiedad de Grupo México, causó la prácticamente desintegración de 153 mineros que laboraban en dos de los tiros de la excavación. Los cuerpos se enterraron en ataúdes sellados, sin abrir. Otra más a la cuenta de la empresa que hoy estará en el grupo de honorables vigilantes de la aplicación de recursos para la población afectada por los huracanes y los sismos. Y desde luego participará en el reparto…

carlos_ferreyra_carrasco@hotmail.com

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José Cárdenas