Gabriel Casillas
El año pasado el mundo vivió una serie de eventos geopolíticos adversos muy relevantes. El pueblo británico votó por desincorporarse de la Unión Europea en un referéndum (“Brexit”), el proceso de paz de Colombia fue rechazado en un plebiscito, los ciudadanos de los Estados Unidos votaron por un candidato ególatra, racista e ignorante -por decir lo menos-, para dirigir a su país y los ataques terroristas continuaron con gran intensidad y se reinventaron utilizando vehículos para arrollar personas en vías públicas altamente transitadas. Si bien en este año los franceses no cayeron en la tentación del populismo de derecha que representaba Marine Le Pen y el presidente de los Estados Unidos no ha podido cumplir la mayoría de sus promesas de campaña, el mundo ha tenido que aprender a vivir con el estilo de liderazgo –si es que se puede llamar así-, de Donald Trump y ha habido un preocupante escalamiento de las tensiones políticas con el gobierno de Corea del Norte.
En México comenzamos un año con un muy alto grado de incertidumbre relacionado con las políticas que potencialmente podría instrumentar el presidente Trump en contra de México, particularmente con respecto al Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN). Si bien, considero que han habido avances importantes, como la publicación de los principios de negociación de la oficina del representante de comercio de EU (USTR) –en donde no se abordan temas de acceso a mercado (e.g. aranceles, tarifas)-, nos encontramos en pleno proceso de renegociación y hay muchos riesgos embebidos. Tal es el caso de que se empantanen las negociaciones o que de plano Trump cumpla sus amenazas de salirse del TLCAN, aunque asigno una probabilidad muy baja a este último escenario. Adicionalmente, cabe destacar que han habido sorpresas positivas para nuestro país este año. El crecimiento económico ha sido mucho mayor a lo anticipado. Asimismo, gracias al esfuerzo de consolidación fiscal y el lobbying de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP) con las principales agencias calificadoras, México se libró de una degradación de su calificación crediticia y las licitaciones de los pozos petroleros que se han llevado a cabo han sido exitosas, a pesar del panorama no tan promisorio de los precios del petróleo hacia delante. Aunado a esto, hace poco se anunció el primer descubrimiento de un yacimiento de magnitud relevante en el pozo de aguas someras Zama 1 –licitado en la primera ronda-, frente a las costas del estado de Tabasco, resultado de un esfuerzo exploratorio exitoso de una empresa del sector privado.
Hacia delante, entonces, considero que existen 12 riesgos relevantes y que darán forma a la dinámica de los mercados financieros tanto a nivel global, como local: (1) Guerra con Corea del Norte; (2) reducción del balance del Banco de la Reserva Federal de EU (Fed) y posibilidad de alza de tasas, en vísperas de un posible cambio de liderazgo del Fed; (3) elecciones generales en Alemania (24 de septiembre); (4) techo de endeudamiento de EU y posibilidad de cierre temporal del gobierno (“government shutdown”); (5) impasse en la reforma fiscal y en el esfuerzo de desregulación propuestos por Trump; (6) posibilidad de que los niveles máximos históricos en los índices accionarios y otros activos financieros constituyan una burbuja; (7) posibilidad de que se convoquen elecciones generales en Italia, en donde los partidos anti-euro han ido ganando terreno; y (8) intensificación y aumento de la magnitud de ataques terroristas. Por su parte, para México en particular, agregaría cuatro: (9) Salida de EU del TLCAN o empantanamiento del proceso de renegociación de dicho tratado; (10) cambio de gobernador del Banco de México y las consecuencias políticas que pueda tener en la SHCP, Pemex y otras dependencias gubernamentales; (11) mayor deterioro de la inflación; y (12) deterioro de la seguridad y violencia relacionada con el crimen organizado.
Si bien no elaboraré sobre todos estos riesgos –por tema de espacio-, considero que (1) no es un riesgo binario entre “no pasa nada” o “se destruye el mundo”. Considero que es un riesgo en el que Norcorea puede enviar un misil con ojiva nuclear de fisión -con capacidad de destrucción similar a las bombas que se detonaron en Hiroshima y Nagasaki-, en la base militar estadounidense de Guam y que esto inicia un conflicto militar multinacional no nuclear en contra de Corea del Norte. Asimismo, la destrucción de un misil intercontinental de Norcorea –si es que lo tiene-, en órbita por parte de EU podría generar apagones y destrucción de la cadena de electricidad en un área de la tierra, debido al pulso electromagnético, detonando así un conflicto como el que acabo de mencionar. Por otro lado, considero que (2), (4) y (5) van a ocurrir y que no va a pasar de un incremento marginal en la volatilidad de corto plazo. En particular, Trump podría “estirar la liga” lo más posible tal que se pueda alcanzar el techo de endeudamiento y provoque un “cierre de gobierno” por unos días, con tal que amenazar, más que lograr sus objetivos. Sin embargo, no creo que esto tenga el efecto que tuvo en los mercados el episodio similar en 2011, debido a que realmente no pasó mucho. Para México, los participantes de los mercados confían plenamente en que (10) se lleve a cabo adecuadamente, quedando como mayor riesgo para los mercados el tema de inflación (11), en donde continúo pensando que alcanzaremos el pico en la segunda quincena de agosto y de ahí disminuirá a 6.2 por ciento para fin de año y a 3.8 por ciento para finales de 2018.
*El autor es director general adjunto de Análisis Económico y Relación con Inversionistas de Grupo Financiero Banorte y presidente del Comité Nacional del Estudios Económicos del IMEF. Las opiniones que se expresan en esta columna no necesariamente coinciden con las del Grupo Financiero Banorte, ni del IMEF, por lo que son responsabilidad exclusiva del autor.
Twitter: @G_Casillas